Algo ha cambiado entre México y Estados Unidos

A pesar de las amenazas y de la diferencia de peso entre ambos, a Donald Trump ya no le será tan sencillo imponer sus demandas a Claudia Sheinbaum


El comienzo del gobierno de Donald Trump (2025-29) sucede en tres meses y veinte días al de Claudia Sheinbaum en México (2024-30) y deberá convivir con él durante todo su período. Por ello es tan importante el sesgo que ambos den a la relación desde el primer encuentro. Por lo pronto, los primeros escarceos retóricos posteriores a la elección del republicano no preanuncian nada bueno. Sin embargo, los líderes estadounidenses y los canadienses que los secundan se equivocan, si pretenden tratar al gobierno mexicano como a un subordinado: el sexenio de Andrés Manuel López Obrador (2018-24) ha puesto orden en el Zócalo y devuelto autoridad al Estado. Con un poder acrecentado y un apoyo popular sin parangón en los últimos 80 años, el gobierno mexicano se apresta a negociar duramente, aunque con calma. 

La primera ministra de Alberta, Danielle Smith, dijo el pasado miércoles 13 coincidir con su similar de Ontario, Doug Ford, en que Canadá y Estados Unidos deberían expulsar a México del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC). Luego de que Ford había asegurado que México es “una puerta trasera para los productos chinos en los mercados canadiense y estadounidense”, la ministra agregó que Canadá y Estados Unidos no cuentan con un “socio en igualdad de condiciones” e insistió en que, si México no iguala los aranceles canadienses y estadounidenses sobre las importaciones chinas, “no debería tener acceso a la economía más grande del mundo”.

Ni lerda ni perezosa, en la conferencia de prensa matutina (“mañanera”) del jueves 14 de noviembre la presidenta mexicana reaccionó a la declaración de Ford diciendo que “no tiene futuro” y recordó que en un inicio Estados Unidos buscaba entablar una alianza comercial únicamente con México. Fue México quien insistió en que el acuerdo debía hacerse entre tres, añadió.

Un día después, tras las críticas del embajador estadounidense Ken Salazar, quien afirmó que la estrategia de seguridad de AMLO  no funcionó, Sheinbaum respondió que “México es un país libre, independiente y soberano, nos coordinamos, trabajamos juntos, pero no hay subordinación”, avisó. 

La relación entre México y Estados Unidos es uno de los temas importantes tras la elección presidencial del 5 de noviembre en la que resultó ganador Donald Trump. Y es que no sólo una frontera de más de 3.000 kilómetros une a ambas naciones, también los lazos comerciales, culturales e históricos. Desde hace ya largos años en la agenda bilateral destacan el narcotráfico, las migraciones y, más recientemente, la exportación a EE.UU. y Canadá de productos chinos producidos en México por empresas de la República Popular que se instalaron al sur del Río Grande para eludir las barreras arancelarias norteamericanas.

Narcotráfico

Durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (2018-24) los desencuentros con Estados Unidos fueron constantes en materia de seguridad. Tal fue el caso de la detención por EE.UU. del presunto narcotraficante Ismael “el Mayo” Zambada sin participación de autoridades mexicanas, un punto álgido que puso en riesgo la cooperación. La misión que llevó al arresto del Mayo Zambada y de Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín “el Chapo” Guzmán, fue objeto de críticas por parte del gobierno de México, al haber sido excluido de la operación. 

Claudia Sheinbaum se propone, por lo tanto, conseguir que el próximo gobierno de Donald Trump coopere en materia de seguridad, para disminuir la violencia y recuperar el control territorial que actualmente ejercen grupos de la delincuencia organizada en diversas partes del país. Sin embargo, se trata de una empresa difícil, sobre todo por la presencia en el equipo del futuro gobierno republicano de “halcones” con posiciones críticas y radicales contra México, así como por los bajos niveles de confianza entre ambas partes.

Varios miembros del equipo de transición republicano tienen la intención de calificar a las organizaciones narcotraficantes mexicanas como terroristas, habilitando así a las fuerzas armadas norteamericanas intervenir en México. Si avanzan con esta idea, se suscitará una grave crisis diplomática.

Migración

El segundo gran área de conflicto en la relación entre ambos países es el de la política migratoria. El 22 de octubre de 2024 la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. (CBP, por su nombre en inglés) celebró la drástica reducción de los ingresos de inmigrantes de México a EE.UU. durante el año fiscal 2023/24. Contando el total de los recibidos en la frontera entre ingresantes legales e indocumentados detenidos por la Patrulla Fronteriza), desde octubre de 2023 

a septiembre de 2024 entraron 2.135.005 personas. Se trata de la cifra más baja desde 2021 y un 14% menos que en el año fiscal 2023.

                                                                        Ingreso por paises

Las medidas enérgicas que redujeron la migración en 2024 han ocasionado graves y masivas violaciones de los derechos humanos, como informó la Oficina de Washington para América Latina (WOLA, por su nombre en inglés) a finales de agosto.

Uno de los datos más festejados por las autoridades de ambos países como indicio del éxito de los controles fronterizos ha sido la baja en las cantidades de fentanilo incautadas en la frontera. 

Incautación de fentanilo en la frontera

Una razón posible, aunque difícil de probar, de este descenso podría tener que ver con los cambios en los patrones del crimen organizado mexicano. En 2023 se informó que el cártel de Sinaloa, que controla gran parte de la producción de la droga, emitió una orden de cese de la producción en el estado mexicano de Sinaloa, tras la detención en enero de 2023 de Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, y su posterior extradición a EE.UU. Aunque la producción de fentanilo ha aumentado desde entonces en otros estados mexicanos, esta interrupción puede explicar, al menos en parte, el descenso de las incautaciones de la CBP en 2024.

El descenso en la cantidad de inmigrantes legales e indocumentados que han llegado a la frontera norteamericana durante 2024 parece deberse en gran parte a la intensificación de las medidas represivas por ambos países. Sin embargo, como explica el informe de WOLA utilizado aquí, la represión nunca trae una disminución duradera de los flujos migratorios. Mientras subsistan las causas en los países emisores y la demanda de fuerza de trabajo en los países receptores, el flujo se renovará ni bien disminuya el miedo o la represión disminuya su intensidad.

Frecuentemente durante la campaña el ahora presidente ha anunciado que el primer día de su gobierno comenzará la deportación de los estimados 11 millones de inmigrantes indocumentados, mayormente procedentes de América Latina y el Caribe. Además de deportaciones masivas, la estrategia incluye expulsiones expeditas, nuevas restricciones para la entrada al país de ciudadanos de países de mayoría musulmana, la restitución del Título 42, el restablecimiento del Programa “Quédate en México” y restringir la política de asilo. 

Analistas y ONG calculan que a Trump le costaría miles de millones de dólares aplicar su plan de deportación. También podría tener un impacto dramático en la economía, ya que industrias como la construcción, la gastronomía y hotelería y la agricultura perderían masas de trabajadores. Asimismo faltan los ingentes recursos humanos y materiales que serían necesarios para detener y deportar a millones de personas. Los expertos dudan también de que pueda hacerlo con ayuda del Ejército y de policías estaduales y locales, como argumentan los republicanos.

México también se vería seriamente afectado. Se calcula que unos cuatro millones de los inmigrantes indocumentados que los republicanos pretenden expulsar proceden de ese país. Si estas personas son deportadas, la economía mexicana perdería el equivalente a 63 mil millones de dólares en remesas, que es lo que se estima que estos indocumentados enviaron en 2023. México también podría verse presionado, como en el pasado, para aceptar a migrantes venezolanos, nicaragüenses o cubanos, a quienes a veces no puede deportar a sus países de origen. Seguramente, el gobierno de Morena buscará retardar, ya que no puede impedir, las deportaciones.

China

A este panorama complicado para el gobierno mexicano se suman las críticas de sus socios por la gran cantidad de inversión asiática que México recibió en los últimos años. En 2026 se llevará a cabo la primera revisión del Acuerdo de Libre Comercio México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) que entró en vigencia en 2020. El secretario de economía Marcelo Ebrard pronostica una negociación muy ríspida con las autoridades vecinas, principalmente por los productos de las empresas chinas, acompañado del narcotráfico y la migración. 

La relación comercial entre México y Estados Unidos es una de las más significativas del mundo. Con un intercambio que superó los 486.000 millones de dólares, según la Oficina del Censo de EE.UU., en los primeros siete meses de 2024 México se posicionó como el tercer socio comercial de Estados Unidos sólo detrás de Canadá y China,. En agosto de 2023 Estados Unidos solicitó un panel para resolver la controversia con México sobre biotecnología agrícola, específicamente contra el maíz genéticamente modificado, que todavía sesiona, pero sin resultados a la vista. El mecanismo de resolución se ha activado siete veces en el sector de los lácteos, el automotriz, el energético, el de biotecnología agrícola y el de producción de paneles solares, según reseña el Centro de Investigación en Políticas Públicas. El secretario advirtió asimismo que el gobierno de México tomaría represalias, si se aplican aranceles del 25% a los productos mexicanos.

Aprovechando la zona de libre comercio de América del Norte, muchas empresas chinas producen ahora en México y este país se ha convertido en la mayor fuente de importaciones de Estados Unidos. 

Numerosas empresas chinas se han establecido en México para aprovechar el libre comercio con EE.UU. y Canadá

Trump ha dicho que quiere renegociar el acuerdo comercial que él mismo negoció en 2018, asegurando que se puede mejorar. Como no puede cancelar el Tratado de Libre Comercio, el futuro presidente amenaza con implantar aranceles de 25% a las importaciones procedentes de México, si este país no detiene el flujo hacia el norte de migrantes y de precursores para la producción de fentanilo. 

Sin embargo, nada es tan fácil como parece. Trump también ha amenazado con imponer aranceles del 100 por ciento —o incluso del 200 por ciento— a los vehículos importados de su vecino del sur. Esto podría asestar un duro golpe a una industria que exporta a Estados Unidos cerca de 90 mil millones de dólares en vehículos terminados, lo que representa alrededor del 5 % del PIB de México. Sin embargo, dada la estrecha interconexión entre las cadenas de producción de ambos países, una medida como ésta perjudicaría también a las empresas y consumidores estadounidenses. Ya imponer el 25% mencionado le pegaría tremendo empujón a la inflación norteamericana.

Algo ha cambiado

Quien salió a aplacar las aguas fue el multimillonario Carlos Slim. “Nos va a ir bien, porque somos complementarios, somos muy complementarios, acuérdense que hay ahí una cuestión económica donde México sale favorecido”, dijo Slim ante la prensa después de participar el pasado jueves 14 en una reunión de la presidenta con funcionarios y empresarios en la que se discutió la reconstrucción del puerto de Acapulco, seriamente dañado por un reciente huracán.

Con el futuro gobierno republicano se abre una nueva etapa en la conflictiva historia de las relaciones mexicano-norteamericanas iniciadas en 1822 con el reconocimiento de la independencia mexicana por el presidente James Monroe.

Cuando se ve la agenda bilateral que hoy existe entre México y Estados Unidos, con temas migratorios, comerciales, de seguridad, entre otros, no se puede perder de vista que en realidad tienen raíces históricas muy profundas cada uno de ellos.

Los conflictos que surgirán, así como las oportunidades que puedan presentarse a partir de enero de 2025 deberán tener presente el contexto histórico de una relación que ha sido de conflicto, incluso expresado en invasión y conquista, así como de intensa cooperación en diversos momentos de la historia. Las agendas de los dos gobiernos deberán tener presentes los antecedentes de cada tema para tratar de limitar las fuentes de conflicto y ampliar las oportunidades de cooperación.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha mejorado en algo la condición de las clases más humildes de la población, ha disminuido el número de muertes violentas, ha reducido la corrupción (aunque subsisten enormes bolsones de complicidad con el crimen organizado), ha aumentado la confianza de la población en la Presidencia de la República y ha iniciado una reforma judicial que puede acabar con los privilegios de casta de este poder del Estado. El pueblo lo ha premiado con el 58% de los sufragios otorgados a la candidata de Morena y más del 60% de imagen positiva al momento de la transición del mando. Claudia Sheinbaum ha comenzado su gobierno con este capital que le da una autoridad para negociar con sus socios canadienses y estadounidenses que sus antecesores desde hace ochenta años no tuvieron. 

Algo ha cambiado en la relación entre México y Estados Unidos y el equipo de Donald Trump debería registrarlo.

Compartir nota:

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp