El gobierno argentino encauzó la relación con Gran Bretaña en la cesión de las Malvinas.
El 24 de septiembre de este año la Cancillería de Argentina emitió la “Información para la Prensa N°470/24”, que expresa que en el marco de “una renovada etapa de la relación bilateral, caracterizada por el diálogo y la construcción de confianza, la Ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la República Argentina, Diana Mondino, y el Secretario de Relaciones Exteriores del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, David Lammy” establecieron “avanzar con medidas concretas en materia de conservación de pesquerías y en favor de una mejor conectividad, en virtud de los arreglos alcanzados en 2018, incluida la reanudación del vuelo semanal de San Pablo a las Islas, que realizaba una escala mensual en Córdoba”. Asimismo, acordaron “retomar las negociaciones tendientes a finalizar la tercera fase del Plan Proyecto Humanitario conjuntamente con la Cruz Roja Internacional, así como también organizar un viaje de familiares de caídos a las Islas antes de fin de 2024, para que puedan visitar las tumbas de los soldados que allí descansan.”
El 15 de octubre de 2024 el bloque de diputados de Unión por la Patria presentó un pedido de juicio político contra la canciller Diana Mondino por el acuerdo, acusándola de pretender “atribuirse funciones propias del Poder Legislativo, celebrando acuerdos internacionales sin pasar por el Congreso de la Nación”, así como ser “funcional a la ocupación británica y su política de militarización y saqueo del Atlántico Sur”, según explicó el diputado Eduardo Toniolli, uno de los impulsores del proyecto.
Por su parte, el jefe del bloque de Unión por la Patria, Germán Martínez, resaltó que “necesitamos que haya una mayoría clara en la Cámara de Diputados que diga que las Malvinas son argentinas y no vamos a retroceder un milímetro en lo que dice la Constitución y lo que está en el corazón del pueblo argentino”, mientras el diputado y veterano de la Guerra de Malvinas Aldo Leiva dijo que no podía esperar otra cosa de parte de una funcionaria del presidente Javier Milei, quien “admira a la criminal de guerra Margaret Thatcher”.
Entre el acuerdo y el pedido de juicio político a la canciller medió la presentación de un mapa de Argentina sin las Islas Malvinas por parte de funcionarios de la Secretaría de Asuntos Estratégicos de Argentina, durante un seminario sobre el Funcionamiento del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones.
En ese mismo período, en la sesión de control en la Cámara de los Comunes, el primer ministro de Inglaterra, Keir Starmer, reafirmó que las Islas Malvinas “son británicas y seguirán siendo británicas”, ante la inquietud de diputados conservadores luego de que el país aceptara devolver la soberanía de las islas Chagos a la República de Mauricio.
Menos de una semana después, el presidente Milei recibió al exprimer ministro de Reino Unido, Boris Johnson y lo invitó a saludar desde el balcón de la Casa de Gobierno.
La política de la aquiescencia
Guillermo Carmona, secretario nacional de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur entre 2021 y 2023, explica que el acuerdo Mondino-Lammy “se inscribe en la política de la aquiescencia, una de las posiciones de política exterior llevada adelante por gobiernos neoliberales en la Argentina, que consiste en plantear un esquema de cooperación y generar condiciones de confianza para que algún día se pueda abordar la cuestión de la soberanía en una negociación con el Reino Unido”.
“Esa posición quedó expresa primero en el gobierno del expresidente Carlos Menem con los acuerdos de Madrid y luego, durante el gobierno de Mauricio Macri con el acuerdo Foradori-Duncan, que es el comunicado conjunto el 13 de septiembre del 2016. Esa línea que han intentado ha resultado siempre en un fracaso”, estableció Carmona.
Daniel Filmus, quien ejerció el mismo cargo, agregó que “el gobierno de Milei padece el ‘síndrome de Estocolmo’ con el tema Malvinas. Vuelve, con más fuerza, a creer que otorgando y cediendo ante Gran Bretaña va a obtener mejores resultados y una mejor posición negociadora. Eso nunca pasó.”
El exfuncionario asevera que “desde su asunción hasta ahora, el gobierno de Milei mantiene la misma postura, cuando al inicio de su gestión se reunió con el exprimer ministro David Cameron no habló de Malvinas y ahora, al recibir en la Casa Rosada a Boris Johnson, tampoco lo hizo”.
Filmus, quien también se desempeñó como ministro de Educación y de Ciencia y Tecnología indicó que en varios frentes el actual gobierno argentino está abandonando el reclamo por la soberanía de las Islas Malvinas, por ejemplo, en organismos o espacios multilaterales como en la última reunión de la CELAC, en la que no planteó el tema. En esa comunidad, dijo Filmus, hay “un consenso absoluto en ser solidarios con nuestra postura. Si se abandona el tema, se genera una distancia con países del comité de descolonización de la ONU que siempre han estado con nosotros”.
En un comunicado, la Confederación de Combatientes de Malvinas de la República Argentina, sostuvo que en su discurso ante la asamblea de las Naciones Unidas el 24 de septiembre, el presidente Milei “dejó de lado la presentación de un documento con los antecedentes históricos y jurídicos que avalan la pertenencia de estos territorios”. “Era la oportunidad de dejar en claro el reclamo irrenunciable sobre las islas Malvinas y territorios adyacentes”, dice el documento.
“Los que sostienen la política de complacencia con la ocupación británica lo primero que abandonan es el activismo internacional de la Argentina por la cuestión Malvinas y eso lleva a que se pongan en riesgo los apoyos internacionales”, explica Carmona, y agrega: “Conseguir que Argentina la trate como a un vecino es una estrategia diplomática de Gran Bretaña, que ha tenido un contenido desarrollado a través de medios de comunicación de nuestro país, a través de ciertas figuras influyentes de la opinión pública, e incluso a través de legisladores. Tratan de naturalizar la ocupación colonial, dando por hecho que las Malvinas les pertenece. Esto parece ser asumido por los Bullrich, por los diputados Espert o Sabrina Ajmechet, que tienen una actitud tolerante con la ocupación ilegal británica de Malvinas”.
La reafirmación de la soberanía
“Han desmalvinizado la relación con el Reino Unido diciendo que no vamos a hablar de soberanía porque hay que crear confianza. Primero se habla de todo lo demás. Ponen el tema de Malvinas bajo el paraguas de soberanía, como los gobiernos neoliberales en la Argentina, que usaron el paraguas de soberanía no para discutir la soberanía”, dice Carmona, también presidente del Foro Argentino de Política Exterior.
Frente a este posicionamiento de “beneplácito” y “construcción de confianza”, el exdiputado nacional contrapone “el camino histórico que la Argentina ha sostenido, de la reafirmación de soberanía y del planteo que de que el Reino Unido tiene que cumplir las más de 40 resoluciones de Naciones Unidas, de la Asamblea General o del Comité de Descolonización, referidas a Malvinas, que instan a que no algún día, sino que inmediatamente y como paso inicial, se retomen las negociaciones que existieron hasta 1981”.
Daniel Filmus encarna esta segunda posición anticolonialista analizando el último acuerdo entre cancilleres. En principio, respecto de la pesca, “en el acuerdo Foradori-Duncan se había acordado que Argentina le diera información sobre nuestros recursos pesqueros sin reciprocidad alguna. Era una vergüenza entregarle datos al usurpador. Nosotros le dimos de baja apenas asumió el gobierno de Alberto Fernández. Y ahora tras el encuentro Mondino-Lammy se retoma esa línea.”
Sobre los vuelos a las Islas Malvinas, recuerda que el gobierno anterior los propuso “partiendo de Buenos Aires y con una aerolínea argentina, como era antes de la guerra de 1982 (entonces los hacía LADE). Para nosotros son vuelos de cabotaje dentro del territorio nacional, pero Gran Bretaña rechazó la propuesta. Lo que hacen Milei y Mondino, en cambio, como antes hizo la gestión de Macri, es un esquema de vuelos que básicamente permite a Malvinas comerciar con América Latina sin pasar por Argentina”.
Carmona se pregunta “¿quiénes usan un vuelo a San Pablo? Los funcionarios coloniales británicos, los integrantes de las de las tripulaciones de pesqueros, de plataformas de hidrocarburíferas y hasta el personal militar de la base. Eso apuntala la usurpación”.
Para Filmus, tanto en lo acordado sobre vuelos como en pesca, “hay algo aún más grave: en los mismos comunicados se incluye la identificación de los restos de soldados caídos en la guerra, como si eso fuera algo negociable”.
Asimismo, menciona los juicios contra empresas petroleras que operan en la zona norte de Malvinas. “En tribunales de Río Gallegos se había avanzado con pedidos de embargos y órdenes de captura. Son temas difíciles de lograr, sobre todo embargos, pero los pedidos de captura de directivos son posibles, más aún teniendo a países aliados petroleros como Venezuela o Bolivia, entre otros, que se pueden sumar a la acción judicial contra quienes violan nuestra soberanía, pueden detenerlos si hay orden internacional de un juez”. Sin embargo, “este gobierno de Milei decidió no seguir con esos juicios”.
Propuesta
Guillermo Carmona propone una estrategia de recuperación del ejercicio de soberanía sobre Malvinas con cuatro pilares. El primero es continuar una fuerte acción diplomática internacional, con una posición de firmeza de la diplomacia argentina hacia el Reino Unido, poniendo el foco en la cuestión de soberanía. El segundo es una fuerte acción para conseguir nuevos apoyos internacionales. El tercero es consolidar la proyección de la Argentina hacia el área austral. “Tiene que ser una política de Estado la presencia en el área patagónica con estrategias marítimas que impliquen no solamente mayor conocimiento, sino aprovechamiento de las riquezas naturales del Mar Argentino; la consolidación de nuestra presencia en la Antártida, sobre todo a través del desarrollo científico, y la consolidación de un polo nacional, no en manos de potencias extranjeras, en Ushuaia, para la logística antártica”.
El cuarto pilar consiste en aprovechar las oportunidades que brinda el escenario internacional. “China recuperó a Hong Kong porque hizo las tres primeras condiciones que mencioné, y supo aprovechar un escenario donde las potencias occidentales veían una oportunidad en el mercado chino. Argentina está teniendo oportunidades que debe aprovechar más consistentemente. Por ejemplo, podría aprovechar el Brexit, o la puja estratégica entre Estados Unidos y China —sobre todo cuando tenemos una de esas potencias, China, defendiendo que las Malvinas son argentinas”.
El escenario del colonialismo
El caso del nuevo gobierno argentino, con un presidente que exterioriza su admiración por Margaret Thatcher y ofrece el balcón de la Casa Rosada —recargado de una historia que incluye al general Leopoldo Galtieri anunciando la recuperación de las Malvinas— a un exprimer ministro inglés, se inscribe en el panorama colonial y neocolonial que los imperios del norte del Atlántico se empeñan en sostener.
Guillermo Carmona analiza la situación comenzando por la “lucha de los pueblos del sur, que continúa, manifestándose en los enclaves coloniales que han quedado pendientes de descolonización, entre ellos Malvinas —hasta la semana pasada Chagos. Están Gibraltar y los 17 casos que formalmente están planteados”.
“Además de esos casos específicos”, agrega, “hay una situación de lucha contra el neocolonialismo, que muchas veces implica prácticas y métodos que no apelan a la ocupación del territorio, sino al condicionamiento a partir de presiones financieras de los organismos multilaterales de crédito”. También menciona “una sofisticación en las prácticas neocoloniales, por ejemplo, a través de la securitización de políticas como las ambientales, las de cambio climático, o las políticas de lucha contra el hambre, que a través de la securitización se transforman en políticas no a favor del desarrollo de los pueblos, sino de dominación”.
Sin embargo, en la medida en que observa que “ese escenario agrava la situación de los pueblos del Sur Global”, también evalúa que “aparecen los síntomas de oportunidad que ofrece este escenario, la posibilidad de una articulación del Sur Global contra las prácticas neocoloniales a través de la cooperación Sur-Sur, mediante la conformación de nuevos bloques económicos, a través de prácticas de integración, como pueden ser los procesos de integración América Latina y Caribe a través de la CELAC, una profundización de Mercosur y una recuperación de la UNASUR, entre otros”.
En este sentido, Carmona menciona también al grupo BRICS+, o “la experiencia de la zona de paz y cooperación en un Atlántico Sur, que se la desconoce mucho, y es muy importante porque reúne a 24 Estados africanos y sudamericanos”.
Ejemplifica con la República de Mauricio, que “visualizó con mucha claridad esa oportunidad y operó aprovechándola. La oportunidad es el escenario de conflicto entre grandes potencias, sobre todo esta nueva competencia estratégica entre Estados Unidos y China planteada por Estados Unidos y sus países aliados. Han visto un escenario de oportunidad para la resolución de viejas disputas vinculadas a lo territorial y al proceso de descolonización, porque queda muy claro que Gran Bretaña, al buscar negociar con Mauricio, intentó ponerle un freno al avance de la presencia China en el Índico y en África”.Filmus, sobre el punto, recordó que “Argentina fue amicus curiae de Islas Mauricio en su reclamo jurídico ante la Corte Internacional de Justicia”. Y agrega: “El caso de la isla Chagos marca, por un lado, el avance que hay en materia de descolonización a nivel mundial, más allá de que Estados Unidos logró quedarse con una base militare incrustada en el territorio devuelto por los británicos a Mauricio”.