Con nueva alianza en el poder, India debe afrontar varios desafíos internos y geopolíticos.
Tras elecciones en las que participaron 640 millones de votantes, en 47 días de proceso eleccionario, los resultados produjeron sorpresa frente a las previsiones de diversas encuestas previas, pero ello no impidió concretar un tercer mandato de Narendra Modi, también en la tercera vez que algo así sucede en la India.
El BJP, partido gobernante, obtuvo por sí 240 escaños, por debajo de los 272 requeridos para la mayoría en el Lok Sabha, cámara baja del Parlamento indio (y muy por debajo de su expectativa de 400), que posee 543 escaños. Con sus aliados, con quienes conforma la Alianza Democrática Nacional o NDA, el BJP consiguió efectivamente la mayoría, con 293 escaños, con los que logró formar gobierno. Por su parte, la alianza opositora INDIA, encabezada por el partido Congreso Nacional Indio, obtuvo 232 escaños en total, recuperándose de años de pérdida de protagonismo del panorama político (que no por eso deja de lado su necesidad de mayor renovación).
Las cifras mencionadas contrastan con los resultados de las elecciones de 2019, en las que la NDA, liderada por el BJP, había obtenido 353 escaños, de los cuales 303 fueron obtenidos por el BJP solo.
La campaña de Modi se centró en que las elecciones fueran una suerte de referéndum sobre los últimos 10 años de logros de su gestión y su promesa de crear una nación desarrollada, la construcción de India como marca global, asociada a un lugar de potencia líder en general y del Sur Global en particular, poniendo acentos discursivos diferentes en los estados del norte y del sur, al tiempo que mantuvo a los islámicos en una retórica contraria a ellos, incluso para caracterizar a la oposición de “pro-islámica” (lo que a su vez se tradujo en la terrible situación de que incluso la oposición busca no nombrar a los islámicos).
Estado por estado
En el estado sureño Andhra Pradesh se impuso el partido Telugu Desam, que apoya a la NDA, con 16 de las 25 bancas del estado. EL BJP se impuso en estados como Arunachal Pradesh, Assam, Bihar (junto con su aliado, el partido Janata Dal Unido), Chattisgarh, Gujarat, Himachal Pradesh, Jharkhand, Karnataka (donde aunque tuvo un retroceso, continúa siendo el único estado del sur donde ganó), Madhya Pradesh, Orissa, Rajastán (el de mayor territorio), Sikkim (donde obtuvo la única banca estatal, su aliado, el partido Sikkim Krantikari Morcha), Tripura y Uttarakhand.
Empató en Goa con el partido del Congreso Nacional, al igual que en Haryana y en Meghalaya. En Telangana se produjo un empate entre el BJP y el partido del Congreso Nacional, mientras All India Majlis-e-Ittehadul Muslimeen/AIMIM obtuvo 1 escaño.
En el estado de Maharashtra, el más rico del país, el partido del Congreso Nacional obtuvo 13 de las 48 bancas del estado, al tiempo que junto a sus partidos aliados ese número de bancas se eleva a 30. El BJP en cambio, obtuvo 9, perdiendo 14 bancas de las que tenía. De igual manera, el partido del Congreso Nacional ganó las 2 bancas del estado de Manipur y la alianza INDIA triunfó también en el estado de Tamil Nadu a través de los partidos Dravida Munnetra Kazhagam y el Congreso.
En el estado de Mizoram, el Movimiento del Pueblo Zoram, alianza de 6 partidos regionales, que apoyan la defensa de las minorías religiosas y el secularismo, ganó la única banca que le corresponde. En el estado de Nagaland ganó el partido del Congreso Nacional la única banca en juego. En el estado de Punjab, que limita con Pakistán y es el corazón de la comunidad sij, se impuso la alianza INDIA, con bancas del partido del Congreso Nacional, el partido Aam Aadmi, etc. La alianza anterior del BJP con el partido Akali Dal se había roto en 2020 por las leyes agrarias y no se pudo recomponer.
Se observó un retroceso del BJP en el estado de Uttar Pradesh, en el que gobierna hace 17 años y fue escenario de la inauguración del mentado templo de Ram en Ayodhya, en el mes de enero, evidenciándose también un resurgimiento del Partido Samajwadi (el que más bancas ganó por sí solo, que no se apoyó solamente en su base islámica y de la comunidad Yadav sino que se amplió a otras comunidades vulnerables), que suma sus escaños a los del partido del Congreso Nacional (la alianza INDIA ganó 43 bancas, superando a la NDA).
En el estado de Bengala Occidental, que gobierna el partido Trinamool (TMC), éste mantiene su fortaleza superando con sus escaños a aquellos obtenidos por el BJP, sumando otro éxito para la alianza INDIA.
Por su parte, en el estado sureño de Kerala, bastión de la izquierda por mucho tiempo, el partido del Congreso Nacional obtuvo 14 de las 20 bancas que corresponden a este estado (imponiéndose la coalición INDIA), y por primera vez, el BJP logró ganar una banca, con Suresh Gopi como su primer parlamentario allí.
Los resultados mencionados aparecen motivados por una caída en la participación de los votantes, en gran parte asociada a las terribles oleadas de calor y falta de agua en diversos lugares del país, que contrastaron con la ausencia de la crisis climática global en las plataformas. Otros factores de desánimo fueron el desempleo entre los más jóvenes, los impactos de la retórica comunalista, la inflación que golpea los precios de alimentos y vulnera aún más a los más pobres, la creciente desigualdad y, entre otros, una controvertida reforma del reclutamiento militar: el nuevo esquema Agnipath, que propugna contratar soldados por un período fijo de cuatro años, en vez de proveerles un trabajo estable y con una pensión futura y que motivó protestas.
La incógnita por los nuevos aliados
Estas circunstancias nuevas imponen que el BJP y el primer ministro Modi deberán gobernar con apoyo de sus aliados, dinámica desconocida para ellos hasta este momento, aunque es relevante mencionar que el BJP obtuvo la mayor cantidad de escaños, superando a toda la alianza de la oposición combinada. Probablemente habrá que atender con más atención a las dinámicas propias de sus dos aliados principales, N. Chandrababu Naidu (Andhra Pradesh) y Nitish Kumar (Bihar), cuyas presiones se sentirán más y harán necesarias negociaciones, al mismo tiempo que el BJP deberá convivir con una oposición fortalecida, de manera que la primera pregunta que surge es la de cómo será el desempeño de Modi en esta dinámica de coalición y si se moderará el contenido discursivo que generó violencias comunales y puso en discusión el contenido de la nación india, atendiendo al límite del resultado de las elecciones.
Tras la votación, líderes del BJP señalaron la importancia del voto femenino, destacado en estados como Uttar Pradesh y Madhya Pradesh, donde de acuerdo a lo mencionado, las mujeres votaron mayoritariamente por este partido, de manera particular las mujeres islámicas (recordemos el Triple Talak). En tal sentido, cabe señalar que en torno a su representación en el Lok Sabha, India ha elegido 74 mujeres parlamentarias este año (4 menos que en 2019), que representan sólo 13,63% de los electos de la Cámara Baja. A lo largo de los años, la composición de género en esa cámara ha mostrado una tendencia general hacia una creciente representación de las mujeres, aunque el progreso ha sido bastante lento y no lineal. En 2024, las diputadas del Lok Sabha proceden de 14 partidos diferentes y los tres partidos que cuentan con más parlamentarias mujeres son el TMC (casi 38%), el partido del Congreso y el BJP con alrededor de sendos 13 %. Finalmente, de entre los candidato/as que se presentaron, sólo alrededor del 10% eran mujeres.
Con respecto al voto de las personas trans, si bien parecen haberse inscripto más (había unas 48.000 personas inscriptas para votar ya en marzo de este año, sobre un total de 488.000 de acuerdo al censo de 2011, aunque las organizaciones de la comunidad estiman que son más), dado el costo social y la exposición de hacer los largos trámites que ello implica, muchos desistieron.
En lo que hace al voto islámico (siendo el islam la primera minoría del país), un primer seguimiento parece sugerir que en muchos distritos electorales de mayoría islámica, los votantes optaron por candidatos no islámicos, atendiendo a las necesidades estratégicas de esos respectivos distritos y consolidando también a los candidatos islámicos de la Alianza INDIA, por sobre los candidatos islámicos de otros partidos. Esto resulta importante porque indica un voto estratégico, en el contexto actual (la controvertida Ley de Ciudadanía modificada; el Código Civil Uniforme promulgado en Uttarakhand en 2024, que establece un conjunto común de leyes personales que rigen cuestiones como el matrimonio, el divorcio, la herencia, entre otros, independientemente de su religión, etc; la prohibición de uso del hijab en uniformes de instituciones educativas, en Karnataka, en 2022 y su posterior anulación en 2023, tras el cambio de gestión del BJP al partido del Congreso, etc.). Esa consolidación masiva en torno de la Alianza INDIA resulta todavía más relevante si se considera la subrepresentación de este colectivo en ambas cámaras del parlamento, de manera particular, en Lok Sabha. Todas las cuestiones mencionadas parecen haber potenciado una mayor conciencia política, acompañada de una mejor estrategia, que la desarrollada en otras elecciones.
Contexto geopolítico y “multialineamiento”
Modi invitó a la tercera toma de mando a todas las autoridades del sur de Asia, una señal en línea con su política del “vecindario primero” y la visión SAGAR (Seguridad y crecimiento para todos en la región). Asistieron a la ceremonia el presidente de Sri Lanka, Ranil Wickremesinghe, el de Maldivas, Mohamed Muizzu; la primera ministra de Bangladesh, Sheik Hasina; el primer ministro de Nepal, Pushpa Kamal Dahal «Prachanda» y el primer ministro de Bután, Tshering Tobgay. A ellos se sumaron el vicepresidente de Seychelles, Ahmed Afif y el primer ministro de Mauricio, Pravind Kumar Jugnauth. Es decir, todos respondieron positivamente a dicha señal.
Por otro lado, India continúa proyectándose visiblemente en el escenario mundial y acentuando su compromiso con las regiones que considera vitales para sus intereses fundamentales. Logró mantener su autonomía estratégica en política exterior, pasando como es sabido, del no alineamiento al multialineamiento, sin que ello causara hasta el momento un costo verdaderamente alto. La mayoría de los gobiernos del mundo ven a este país como un actor estratégico clave y un mercado relevante. En línea con ello, este tercer mandato de Modi podría consolidar la proyección global de la India como una “potencia civilizadora” (un “viswa guru”/maestro del mundo).
En el marco del ascenso geopolítico de la India cabe esperar que se consolide cada vez más su relación con Estados Unidos y otras potencias occidentales, en torno al interés en la contención de China y la promoción de una región del Indo-Pacífico pacífica, libre y abierta.
Su relación con China, compleja y ríspida, mostrará seguramente a una India cautelosa, no solamente frente a los conflictos fronterizos que no se resuelven y suman más elementos día a día sino también atendiendo al desequilibrio comercial de más de 85 mil millones de dólares a favor de China en el comercio bilateral. En línea con ello, se conserva firme en su amistad bajo toda circunstancia con Rusia, buscando que el acercamiento de la misma a China no se profundice, aun cuando al mismo tiempo, reduce su compra de armas rusas y diversifica sus proveedores.
India ha avanzado en otro acuerdo para agrupación informal con EE.UU., Emiratos Árabes Unidos e Israel, encontrando la manera de manifestar su apoyo a la acción armada israelí sin desatender su adhesión a un reconocimiento del estado palestino. Al mismo tiempo, firmó con Irán y Afganistán el “Acuerdo de Chabahar” para establecer un corredor internacional de transporte y tránsito entre los tres países, en 2016. Se trata también de activar el Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur, que busca facilitar el comercio entre India, Irán, Rusia y varios estados de Asia Central y Asia Occidental. India necesita de rutas comerciales alternativas, considerando que el proyecto del Corredor Económico India-Oriente Medio (que articula con Europa) está paralizado con la guerra de Israel en Gaza y que las negociaciones para acuerdos de libre comercio con la Unión Europea y el Reino Unido están estancadas.
Del mismo modo, el puerto de Chabahar y la actividad india allí le permitiría reinventar su relación con Afganistán, sobre lo cual es preciso recordar que inicialmente, la participación india en ese proyecto estuvo también relacionada a la apertura a Afganistán de “acceso a mares abiertos”, sin pasar por los puertos de Karachi y Gwadar, en Pakistán, al tiempo de afinar una nueva relación con los talibanes. El despliegue de esta trayectoria de acontecimientos exigirá que India ajuste con EE.UU. los intrincados caminos de su asociación estratégica, que encontrarán no “poco ruido” en estas dinámicas.
También la gestión de Modi logró en 2016 el ingreso de India al Régimen de Control de Tecnología de Misiles, afectando esto el equilibrio estratégico en el sur de Asia, en la medida en que ello contribuye a los programas espaciales y de misiles indios, posibilitándole acceso a tecnologías y sistemas de misiles que hasta ahora no estaban disponibles para ella. En línea con ello, India fortaleció su rol de proveedor neto de seguridad, aumentando las ventas de armas a socios del Indo-Pacífico, lo que muestra que tras los enfrentamientos fronterizos India-China en 2020, India busca una colaboración mayor en defensa y seguridad regionales, con los vecinos de China para para contrarrestar su influencia. Asimismo, avanza en su colaboración en políticas de defensa con ASEAN, con cuyos países ya ha habido ejercicios marítimos conjuntos, etc., y proyecta su poder naval en Medio Oriente para proteger y colaborar con barcos bajo ataque aéreo o por piratería.
Para el Sur Global, India, después del éxito de la inclusión de la Unión Africana como miembro permanente en el G20 durante su presidencia, seguramente buscará seguir fortaleciendo ese rol y proyectarse como vocero y “accionador” privilegiado.
Surgen algunos puntos específicos de tensión con algunos socios como Canadá, en que la supuesta represión india transnacional de detractores políticos y la extensión y fortalecimiento de la comunidad sikh, con segmentos prokhalistaníes en el territorio de ese país, ha generado especial tirantez, aunque ello no lesionó gravemente la relación con los aliados de Canadá en la Red de intercambio de inteligencia “Five Eyes” (EE.UU., Australia, Nueva Zelanda y Reino Unido).
India precisa buscar mayor estabilidad y sostenibilidad a largo plazo para su economía, dando una solución efectiva a los altos porcentajes de desempleo juvenil, que impiden pensar con certeza en el alcance pleno de su bonus demográfico (de hecho ese parece haber sido un factor de peso en el resultado de las elecciones), al mismo tiempo que extender la participación de las mujeres en la fuerza laboral.
Precisa también encontrar una hoja de ruta efectiva con China, cuya proyección hacia el océano Índico es ya una realidad efectiva: en su margen occidental, ese país tiene su única base militar en el extranjero, en Djibouti.
Mientras este tercer mandato de Modi abre camino a la consolidación nacional del BJP y a su reacomodación frente al veredicto del electorado, la pregunta y desafío que abre el mismo a nivel de política exterior es de qué manera transitar circunstancias globales más hostiles con su multialineamiento, si el conflicto entre Ucrania y Rusia se intensificara o el conflicto China-Taiwán encontrara mayores tensiones. Hasta el momento, del equilibrio que pudo construir surge su salida indemne de su desafío a la polarización de la política de poder, planteándose como una suerte de país puente/articulador. Pero el futuro no parece exento de sobresaltos.