Estados Unidos contra Venezuela: ¿una escalada sin fin?

La presencia militar que mandó Trump al Mar Caribe puede tener consecuencias impredecibles.

Por Marcos Salgado*

En las últimas semanas, la administración de Donald Trump redobló la presión sobre Venezuela. Al bloqueo comercial y financiero que comenzó con Barack Obama en 2015 y que todavía rige, se suma ahora un inédito despliegue militar en el Mar Caribe. Aunque hay un tire y afloje entre Washington y Caracas que se juega también a nivel comunicacional, lo cierto es que no se sabe en qué puede terminar esta ofensiva, que ya es mucho más que un problema bilateral, e involucra, por acción u omisión, a toda la región.

En Caracas, tanto el gobierno como las autoridades militares saben que esta escalada no empezó ahora ni terminará pronto. Lo conciben como un solo desarrollo y fijan la fecha de inicio con Obama, justo después de la muerte del Comandante Hugo Chávez. Desde ese momento, Washington combinó medidas de presión extrema, durante el primer gobierno de Donald Trump, y otros momentos de aparente distensión, con Joe Biden. Ahora, con el magnate de nuevo en el Salón Oval, la tensión crece en un terreno nuevo: el militar.

La excusa, ya lo sabemos, es la “guerra contra las drogas”. Haciendo abuso de un lenguaje despojado y simplón, Trump y sus laderos les dicen a sus votantes que están evitando que ingrese a Estados Unidos “mucha droga” que mataría a “muchas personas”. Así, como en una película de Hollywood, de guión previsible y actuaciones discretas. Como en las películas donde los narcos en Estados Unidos son todos mexicanos bigotudos, le ocultan a su gente los verdaderos mecanismos y el verdadero negocio. Ocultan donde está el segmento más lucrativo del tráfico y donde se queda el dinero.

La vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, dijo en conferencia de prensa: “Estados Unidos es el centro mundial de lavado del narcotráfico. Hay mucha hipocresía, hay mucha doble moral, hay mucha instrumentalización política y geopolítica de este tema para agredir, para intervenir, para tener como objetivo un cambio de régimen”. También otros pesos pesados del chavismo, como el ministro del Interior, Diosdado Cabello, dedican bastante tiempo a explicar cuáles son las verdaderas rutas del narcotráfico en América del Sur, y cómo no pasan por Venezuela.

Informes de las Naciones Unidas y la Organización Mundial de Aduanas coinciden en que casi el noventa por ciento de la cocaína que sale de Colombia va a Estados Unidos por el Océano Pacífico. Un informe reciente de la OMA confirma que, además, los puertos de Ecuador vienen creciendo exponencialmente como punto de salida del narco. “Tienen que calibrar el GPS e irse al Pacífico si no quieren que llegue la cocaína a EE.UU.”, dijo Delcy Rodríguez.

“Si tuviese alguna cabida de actividad internacional coordinada con los países involucrados, en realidad la concentración (militar) debería estar en el Pacífico. Si es que de verdad quisieran que esa droga no llegue a los Estados Unidos, si es que es la verdadera intención frenar el ingreso de cocaína de ese país que padece un terrible problema de salud pública”, insistió la vicepresidenta venezolana.

Escalada unilateral

La primera semana de setiembre vio escalar la presión de Estados Unidos luego de que la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en reunión convocada por el presidente pro témpore Gustavo Petro, numerara a los países de la región. Veinte países, entre ellos Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, México, Nicaragua y Uruguay, firmaron una declaración para expresar “profunda preocupación por el reciente despliegue militar extrarregional”.

Ese compromiso mayoritario a la paz hizo palidecer la “increíble cooperación internacional” del secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio: Ecuador, Paraguay, Guyana, Trinidad y Tobago y Argentina. Una alianza modesta. Ante la derrota diplomática, lo que siguió fue el juego que mejor juega la prepotencia de Washington: las armas. Fue el mismo Trump quien se ocupó de difundir un video donde –según su relato– una lancha de narcotraficantes venezolanos era atacada y hundida en el Caribe.

Venezuela, cauta, puso en duda la noticia y una semana después, la misma no se confirma. El mismo presidente Maduro dijo en su programa que “esa noticia dejó muy mal parados a quienes la anunciaron. Circulan tres versiones del hecho: una que sugiere que fue un video generado con inteligencia artificial, otra que era un video antiguo, y una tercera que lo califica de asesinato”, remarcó.

Así, el presidente venezolano no descartó lo que se da por cierto en algunas redacciones: Estados Unidos sí atacó una lancha, en principio con venezolanos a bordo, lo que constituiría en sí mismo una rampante violación de los derechos humanos y una escalada peligrosa: hasta ahora Estados Unidos no había usado (o al menos no había promocionado) tecnología de drones y/o misiles en el Mar Caribe.

“No nos apresuremos, la verdad aparecerá. Ese video fue un bochorno para quienes lo sacaron, así de sencillo, y que forma parte del relato de la escalada de guerra psicológica para justificar otras agresiones”, remarcó. Según versiones de algunos medios ligados a intereses fuera de Venezuela, el ataque se produjo cuando la lancha rápida se dirigía a la isla de Trinidad. En esa isla, pescadores manifestaron a medios locales su temor de salir a navegar esas aguas, ahora hipervigiladas a distancia.

Después del supuesto incidente de la “narcolancha” y al encontrar cautela del lado venezolano, Estados Unidos siguió con su escalada unilateral, asegurando que dos aviones F-16 de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana volaron cerca de uno de sus buques en el Caribe, en lo que el Pentágono consideró como una provocación. La noticia, ampliamente difundida por medios occidentales adscriptos, no tiene verificación independiente. Por el contrario, en privado, fuentes del gobierno en Caracas lo descartan: “nosotros queremos que esto no escale, ¿para qué vamos a enviar aviones?”, graficaron.

De cualquier forma, el ministro de Defensa y General en Jefe de la FANB, Vladimir Padrino López, aclaró en varias de sus alocuciones diarias que sigue y se incrementa el despliegue en las costas del Caribe y en las aguas jurisdiccionales. También confirmó que la Fuerza Armada venezolana monitoreo la posición de los buques estadounidenses.

Desde el Iwo Jima hasta la Milicia Bolivariana

También, como parte de la misma escalada unilateral, el “secretario de Guerra” de Estados Unidos, Pete Hegseth, visitó el USS Iwo Jima, un buque de apoyo de asalto anfibio, el más grande de los desplegados por Washington en el Caribe, aunque no se conoce su posición exacta (algunas fuentes lo colocan más cerca de Puerto Rico que de las costas venezolanas).

“Lo que están haciendo ahora mismo no es entrenamiento. Este es un ejercicio del mundo real en nombre del interés nacional vital de los Estados Unidos de América para acabar con el envenenamiento del pueblo estadounidense”, dijo Hegseth, copiando el tono entre pomposo y vacío de su jefe y del secretario de Estado y aspirante a la Casa Blanca Marco Rubio.

Venezuela, en tanto, no contesta las provocaciones. Con Maduro al frente, un “tiempista” de la política que resiste desde hace más de una década las presiones de Estados Unidos, la estrategia es -como él mismo dice- “Calma, cordura y nervios de acero”. Mientras tanto, sigue el alistamiento de más milicianas y milicianos. Ya son más de 8 millones los incorporados. Una milicia que tiene como fin primero y principal la organización en el territorio. Se trata de un aspecto que los medios internacionales no llegan a comprender en toda su dimensión. Cuando desde el gobierno aseguran que la milicia está desplegada “en cada calle” de Venezuela, esos medios le restan importancia, y juegan con el imaginario de que se trata de un cuerpo de ancianos que no pueden siquiera levantar un fusil.

Eso no es así, la Milicia Bolivariana participa -y no desde ahora- en todos los componentes de la FANB y su despliegue territorial -que tampoco es desde ahora, aunque en estos días se refuerza- está estudiado y se realiza en coordinación con las comunas y los consejos comunales, la estructura de base del chavismo.

El plano regional

La otra declaración que hay que anotar como parte de la escalada no está dirigida solo hacia Venezuela. Fue Rubio (de visita de todo menos casual a Ecuador) quien aseguró que no le importa lo que diga la ONU, que revela con documentos la falacia de la declarada guerra contra el narcotráfico en el Caribe. Se trata de una amenaza para toda la mentada “comunidad internacional” y en especial para América Latina. Como ya hemos apuntado aquí, la mayoría de la CELAC ya marcó posición.

Pero la presencia ya confirmada de barcos de guerra estadounidenses en el Caribe o cerca del Caribe Sur no solo recalientan la situación, sino que refuerza la amenaza de las operaciones de falsa bandera, que podría incluir a dos gobiernos más que dispuestos y alineados con Washington: el del reelecto Irfaan Ali en Guyana y la recién llegada Kamla Persad-Bissessar en Trinidad y Tobago. El mapa de esa sección del Caribe y aguas lindantes ya en el Océano Atlántico puede pasar a ser un escenario central en las próximas semanas, o tal vez tan solo días.

Así de rápido pasan las cosas en esta nueva embestida contra la Revolución Bolivariana.

*Marcos Salgado es periodista de Política Internacional y América Latina. Corresponsal de la cadena iraní en español Hispantv en Venezuela. Lleva 20 años cubriendo la actualidad venezuela desde Caracas, así como conflictos y elecciones en América Latina. Edita la revista de actualidad y análisis Question. Es reportero gráfico para la agencia Xinhua en Venezuela.

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