¿Hacia una nueva transición en Sudáfrica?

El desánimo frente al partido de Mandela y la hora de una inédita coalición de gobierno.

Las elecciones nacionales y provinciales realizadas en Sudáfrica el 29 de junio pasado dieron como resultado un nuevo panorama político en el país. Estos comicios generales fueron los sextos consecutivos desde 1994, cuando se realizaron los primeros libres y sin ninguna proscripción  y que dieron el triunfo a Nelson Mandela. Desde entonces, el ANC (Congreso Nacional Africano, en alianza con el Partido Comunista y con la central obrera COSATU) conquistó la mayoría en el parlamento, lo que les permitió nombrar Presidente y gabinete. 

Aquella vez, la alianza ganó con 62,65% de los votos y una década después el mismo frente, ahora con Thabo Mbeki como candidato, llegó a obtener cerca de 70% de los votos. Sin embargo, a partir de entonces comenzó un suave descenso en el apoyo popular, elección tras elección, hasta llegar a 40,2% este año. El Presidente Cyril Rampahosa encabezó la lista de candidatos, compitiendo por un nuevo periodo del gobierno. 

Desde hacía varios meses las encuestas y las conversaciones en las calles mostraban el malestar extendido con la situación política y económica creada en la democracia. 

Las grandes esperanzas y expectativas de 1994 de creación de trabajo y mejores condiciones de vida para toda la población sudafricana no se lograron en 30 años. Y ahora cayó muchísimo el número de votantes: solo votó 60% de las personas inscriptas expresamente para hacerlo. Además, las franjas juveniles del ANC y sudafricanas en general se sienten frustradas y hasta la imagen de Mandela ha caído mucho entre ellas. Su figura es muy fuerte e importante para los mayores, que saben qué significó su lucha, y es omnipresente en estatuas, en los billetes con su rostro, etc., pero para los jóvenes, sobre todo de izquierda o críticos, él colaboró en una transición que, sienten, le lavó la cara a los blancos del apartheid.

Luego del ANC, con un 21,8% de los votos, en segundo lugar salió la Alianza Democrática (DA). Se trata de un partido de raíces y principios liberales, tanto en política como en economía, y está conformado y liderado por personas blancas. En tiempos del apartheid, sus líderes sostuvieron una historia de oposición al mismo. 

El tercer lugar lo consiguió el partido Umkhonto We Siszwe (MK), una reciente escisión del ANC, con 14,6 % de los votos.  MK significa “punta de lanza de la nación” en idioma zulu y era el nombre con el que se conocía a la organización armada del ANC que luchó contra el apartheid. Fue un resultado sorprendente. Está liderado por Jacob Zuma, quien durante el régimen racista fue un alto miembro de la organización armada y posteriormente llegó a ser presidente del ANC (2007-2017), vice presidente del país (1999-2005) y presidente (2009-2018) . Zuma enfrentó severos cargos ante la justicia, que lo llevaron a juicio por una acusación de violación a una secretaria (de la que fue sobreseído) y por denuncias de corrupción, algunas de las cuales todavía están en trámite. Puede ser caracterizado como populista y con base de apoyo en su región del Kwa zulu Natal. 

En cuarto lugar salió el EFF (Luchadores por la libertad económica), con 9,5% de los votos. Surgida por otro disenso con la política del ANC en 2013, es una organización que sostiene posiciones políticas y económicas de izquierda. Propone políticas de nacionalizaciones de empresas y de reforma agraria, sus diputados van siempre vestidos con un overall rojo, para mostrarse cerca de los trabajadores y mantiene un fuerte apoyo a la causa palestina, que demuestran con el uso del pañuelo característico de ese pueblo. Su líder es una persona joven, Julis Malema, que a diferencia de los otros candidatos, por su edad no vivió el apartheid

Finalmente, el quinto lugar lo alcanzó con 4,09% de los sufragios el IFP (Inkhata Freedom Party), partido que históricamente se opone al ANC y dice representar a la población zulu.  

Tiempo de coaliciones

Con algunas experiencias previas de coaliciones a nivel provincial y solo una, muy particular, a nivel nacional (la de 1994-96, con la constitución provisoria), ahora estaba la obligación de concretarla. 

Las opciones eran centralmente dos. Una, de una coalición que reuniera al ANC con el MK y el EFF, con un contenido izquierdista y sobre todo negro, y otra, no racialista y pro mercado, entre el ANC y la DA. Esta fue la que triunfó, a la que se sumaron otros partidos con mucha menor representación, como el IFP y la Alianza Patriótica (PA).

En el tiempo de dos semanas, como lo establece la Constitución de Sudáfrica, el ANC y la AD llegaron a un acuerdo para conformar una coalición, a la que le dieron el nombre de ”gobierno de unidad nacional”, sobre la base de la Constitución y con los principios de no racismo ni sexismo, meritocracia en el servicio público, crecimiento económico y sustentabilidad como principales banderas. El ideal es trabajar por consenso, pero en caso de que no hubiera se tomarán decisiones por el 60% de los partidos que acuerden. Esta alianza recibió inmediatamente el apoyo del mundo de los negocios. 

El acuerdo se extendió a tres de los nueve gobiernos provinciales sudafricanos: Cabo occidental, Gauteng y Kwa Zul Natal. En Kwa zulu Natal, donde el MK consiguió 45%, fue elegido un candidato del IFP (17%), por el apoyo de DA (14%) y ANC (17%).

Aunque la Unión Africana y la Comunidad de Desarrollo del África meridional (SADC) coincidieron en que los comicios fueron limpios y pacíficos, el MK no reconoció los resultados nacionales y reclamó un nuevo recuento. Sus diputados no se presentaron a la sesión de votación del 14 de junio, en la que fueron elegidas las presidenta (ANC) y la vice presidenta (DA) del Parlamento, así como Cyril Ramaphosa (ANC) reelecto como presidente del país. Zuma denunció que el GNU era una “alianza profana liderada por los blancos”, “un regreso al apartheid y al colonialismo… para beneficio del mercado” y declaró que formaban un grupo opositor en el parlamento junto con el EFF y otros partidos con menor representación político.  

Economía y política internacional

Atravesando una grave situación económica, es probable que uno de las cuestiones más ríspidas que tendrá que enfrentar el Gobierno de Unidad Nacional estará en la política internacional. En el documento se comprometieron a una “basada en los derechos humanos, el constitucionalismo, el interés nacional, al solidaridad, la resolución pacífica de conflictos”, el multilateralismo, la cooperación y la Agenda África 2023. Sin embargo, hay posiciones distintas en temas calientes de la agenda internacional. 

El ANC tiene una larga historia de relaciones con Rusia, que ha hecho que el país haya tomado una posición de neutralidad ante la guerra en Ucrania. Pero no es una posición compartida por todos los políticos. No hay que olvidar las discusiones públicas de 2023 –en las que DA tuvo un papel importante–, cuando se llevó adelante la cumbre de los BRICS frente a la orden de arresto del Tribunal Penal Internacional (TPI) contra Vladimir Putin, para obligar a Sudáfrica a encarcelarlo y entregarlo a la justicia internacional. Finalmente Putin decidió participar de forma remota y envió a su canciller. El espacio de los BRICS también estará en discusión, en especial  tras la incorporación de Irán al grupo inicial, que junto con otros países (incluso Argentina, cuyo nuevo gobierno rechazó luego) fue anunciada justamente en esa cumbre de Johannesburgo.

El ANC también mantiene una larga relación con Palestina. Su percepción de que los palestinos sufren una situación de opresión colonial por parte de Israel es similar a la de la población africana bajo el apartheid. Esto llevó a la presentación contra Israel en el TPI en diciembre de 2023. En esa oportunidad DA no solo no acompañó esa decisión, sino que sostuvo oficialmente que era una equivocación tomar partido en el conflicto.

Los próximos días serán de intensas negociaciones para designar a quien tendrá la vicepresidencia de Sudáfrica y para acordar el reparto de cargos en el gabinete nacional. Cuando el nuevo GNU comience a andar, habrá que ver cómo superan las diferencias internas entre los partidos que lo conforman para poder dar respuesta a las demandas postergadas de la mayoría de la población sudafricana. 

Compartir nota:

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp