Una estrategia para el nuevo centro de la economía global. ¿Desatención para el Cono Sur?
El presidente Lula da Silva desplegó su carisma por el mundo en otra gira asiática marcando el rumbo de la política externa brasileña, que mira cada vez más a Asia, a los Estados Unidos y a los BRICS desde una táctica más bilateral que multilateral.
La visita del mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva a Asia, con paradas en Indonesia y Malasia, consolidó un hito relevante en la política exterior de Brasil al reforzar la diplomacia económica con los nuevos países miembros del BRICS, abrir nuevos mercados y ampliar la presencia del país sudamericano en el dinámico escenario asiático. Durante el viaje, Lula destacó que el objetivo de su actuación internacional no es realizar negocios directamente, sino abrir puertas para la entrada de empresarios brasileños y fortalecer el posicionamiento geopolítico del país en el actual contexto global.
En Indonesia, la primera etapa de la visita, Lula fue recibido por el presidente Prabowo Subianto, con quien buscó profundizar la cooperación en áreas estratégicas como agricultura, ganadería, energía y recursos minerales. Brasil firmó con Indonesia ocho acuerdos de cooperación, además de reunir, en un foro de negocios, a más de 100 empresarios de ambos países. El objetivo fue elevar el nivel del comercio bilateral e insertar a Brasil como un socio relevante en la transición energética indonesia, presentando las credenciales brasileñas de liderazgo en el área de energía renovable.
En Malasia, a su turno, Lula retomó un diálogo de alto nivel que llevaba 30 años interrumpido, siendo esta la primera visita de un jefe de Estado brasileño al país desde la década de 1990. El encuentro con el primer ministro Anwar Ibrahim resultó en la firma de siete instrumentos de cooperación, entre los cuales se destacaron los acuerdos en las áreas de semiconductores, ciencia y tecnología, investigación espacial y agricultura sostenible. Además, seis nuevos mercados fueron abiertos a productos de Brasil. En una reunión empresarial, ambos gobiernos impulsaron alianzas en biotecnología, innovación genética, economía verde y desarrollo sostenible.
Lula también mantuvo encuentros bilaterales con el primer ministro de Singapur y con el primer ministro de Vietnam. En ambos casos reforzó la expectativa de que el flujo comercial con estos países pueda alcanzar los 15 mil millones de dólares de aquí a 2030 y amplió el diálogo sobre inversiones en energías limpias y logística.
Desde ya, otro punto importante de la gira fue el encuentro con el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, para discutir las tarifas impuestas a las exportaciones brasileñas y el clima fue de mucha cordialidad.
El punto diplomático más simbólico de la visita de Lula en su gira asiática fue la participación inédita de Brasil en la Cumbre de la ASEAN —Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, principal foro político del área— un gesto interpretado como reconocimiento del retorno del protagonismo brasileño en el escenario internacional. Lula defendió el libre comercio y la diversificación de socios, afirmando que Brasil no puede depender de pocos mercados.
Al final del viaje, el presidente recibió el título de Doctor Honoris Causa en Filosofía y Desarrollo Internacional otorgado por la Universidad Nacional de Malasia, reconocimiento a su trayectoria política y a su compromiso con la inclusión social y la lucha contra el hambre.
De este modo, el viaje consolidó nuevos canales de cooperación, amplió el comercio exterior brasileño y reafirmó la estrategia diplomática del gobierno de fortalecer las relaciones con países emergentes y tecnológicamente relevantes. Según Lula, para que el flujo comercial con la región deje de girar en torno a los seis mil millones de dólares anuales y alcance “otro nivel”, es imprescindible el contacto directo, la construcción de confianza y el compromiso permanente entre instituciones y empresas de los países socios.
La reunión Lula-Trump fue informada en Brasil como un éxito de la diplomacia brasileña para atenuar las tarifas unilaterales. No obstante, la cuestión comercial quizás no sea el punto neurálgico si pensamos en las amenazas de guerra contra Venezuela por el despliegue consecutivo de navíos de guerra en el Caribe y noticias falsas a respecto de la relación del narcotráfico con el gobierno de Venezuela liderado por Nicolás Maduro.
Implicaciones y ambiente geopolítico
Si bien la superación de la política atlantista de Brasil se puede identificar desde la creación de los BRICS después de la crisis económica de 2008, la última década ha acelerado la tendencia. BRICS + es un hecho e incorporó países del sudeste asiático, epicentro del dinamismo de la economía global. En estos últimos días, por el Este de Asia se desarrollaron acontecimientos de gran relevancia para la geopolítica mundial que culminó con la cumbre Xi Jinping y Donald Trump en Busan, la reunión de la Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) y otras cumbres bilaterales que involucraron a Japón, la República de Corea, China y Estados Unidos.
La tregua entre Estados Unidos y China con relación a tarifas, sanciones, etc. estabilizó temporariamente las aguas para una reunión de la APEC más distendida. En este contexto, la visita del presidente Lula a Asia fortaleció la política externa brasileña con una agenda robusta: apertura de mercados, impulso tecnológico, armonización con la transición energética global y mayor presencia en el Asia-Pacífico. Fue una acción estratégica para diversificar las relaciones comerciales y reposicionar a Brasil como actor relevante en una región clave del siglo XXI.
No obstante, los riesgos para Brasil son más geopolíticos que comerciales. El foco de la política exterior brasileña en Asia está desatendiendo a América Latina y a Sudamérica, la zona de influencia natural de Brasil. Las iniciativas integracionistas están congeladas, producto simultáneo del desinterés directo de la agenda de los gobiernos de derecha o extrema derecha de muchos países de la región como Ecuador, Paraguay, Argentina o Perú, o de la falta de interés de grupos económicos brasileños. Quizás la excepción sea el proyecto de interconectividad ferroviaria bioceánica entre Perú y Brasil, que solo podrá salir del papel con inversiones chinas.
El Cono Sur
En este escenario de relativa desatención brasileña hacia la región latinoamericana, las fuerzas de la fragmentación no descansan. Las amenazas a la soberanía de Venezuela y al derecho internacional por parte de EE.UU. en el mar del Caribe refuerzan nuestro diagnóstico que el gobierno Trump es una fuerza disgregadora para la región con tácticas agresivas que nos recuerdan las infames políticas del big stick de Theodore Roosevelt.
Mientras algunos analistas y políticos destacan los éxitos de la diplomacia comercial de Brasil con EE.UU., pocos alertan sobre las consecuencias para o Brasil de la gran amenaza que significaría la promoción de una situación de caos en Venezuela (o Colombia). Esto se complementa con una agenda de narcoterrorismo puesta en el tapete por las fuerzas de extrema derecha brasileña, después de los episodios trágicos de la masacre de la operación policial del gobierno del Estado en Rio de Janeiro.
La geopolítica global se está escribiendo en Asia, nuevo centro de la economía global, enmarañada en una híper complejidad de intereses económicos y políticos. No obstante, las gobernanzas de las potencias regionales responden a una lógica local condicionadas por la historia y sus contextos.
Trump presenta al mundo el fortalecimiento de un supuesto G-2 (EE.UU.-China) que no es más que el espejismo de su derrota en la batalla comercial y tecnológica. Lula, por su parte, presenta una victoria de la gira en Asia, pero se depara en su regreso con la cruda realidad regional colocada en jaque por el imperialismo estadounidense, que pretende demarcar su esfera de influencia con más fuego y sangre que cooperación y desarrollo.
Anexo
Tabla 1 – Acuerdos firmados por país
| País | Cantidad de acuerdos | Áreas principales |
| Indonesia | 8 | Agricultura y ganadería; energía y minerales; ciencia y tecnología; cooperación empresarial |
| Malasia | 7 | Semiconductores; ciencia y tecnología; investigación espacial; innovación; agricultura sostenible; formación diplomática |
| Singapur | Sin firmar (agenda política y de inversiones) | Economía verde; minería; gobernanza climática; transición energética |
| Vietnam | En negociación | Ampliación del comercio y cooperación Mercosur–Vietnam |
| Estados Unidos | Negociación comercial | Suspensión de tarifas a productos brasileños |
Tabla 2 – Metas comerciales y resultados
| Tema | Situación actual | Meta / Resultado |
| Comercio Brasil–ASEAN | US$ 37 mil millones (2024) | Expansión y mayor diversificación del intercambio |
| Comercio Brasil–Indonesia + Malasia | ~US$ 6 mil millones | “Elevar a otro nivel”, según Lula |
| Comercio con Vietnam | Creciente | US$ 15 mil millones para 2030 |
| Nuevos mercados abiertos (Malasia) | – | 6 nuevos mercados para productos brasileños |
Tabla 3 – Áreas estratégicas fortalecidas
| Sector | Acciones durante la visita |
| Energía y minerales | Cooperación en transición energética, eólica offshore, H₂ verde |
| Semiconductores | Memorando con Malasia, 6.º mayor exportador mundial |
| Agricultura | Acceso a nuevos mercados y acuerdos sobre agricultura sostenible |
| Ciencia y Tecnología | Proyectos con universidades; innovación genética; biotecnología |
| Seguridad alimentaria | Propuestas en ASEAN para garantizar abastecimiento |
| Educación | Formación diplomática y cooperación académica |
| Logística y transporte | Descarbonización del transporte y hub asiático |
Momentos diplomáticos clave
| Evento | Importancia |
| Participación inédita en la Cumbre de la ASEAN | Reconoce el regreso del protagonismo internacional de Brasil |
| Reunión “franca” con Trump | Búsqueda de eliminación de barreras comerciales |
| Título de Doctor Honoris Causa en Malasia | Reconocimiento global a la trayectoria política de Lula |
| Foro empresarial con +100 empresarios | Diplomacia económica y atracción de inversiones |
