Con un tercio de la población mundial, alzan la voz para gritar su relevancia.
Un mes atrás, a principios de septiembre, se desarrolló en Beijing el IX Foro de Cooperación China-África (FOCAC)
El FOCAC fue fundado en el año 2000 y es una continuación del lazo estratégico tejido desde entonces.
En esta edición, estuvieron presentes 51 jefes de gobierno africanos más 2 representantes presidenciales —el conjunto de los países con los que China mantiene relaciones diplomáticas—, además de los secretarios generales de la Unión Africana, Moussa Saki y de las Naciones Unidas, Antonio Guterres. El tema de la Cumbre fue “Advancing Modernization and Shared Future”.Uno de los anuncios más importantes del IX FOCAC fue la elevación del estatus de los vínculos de China con todos los países con los que tiene relaciones diplomáticas al nivel de relaciones estratégicas.
China, que no reconoce a la República Saharaui, mantiene relaciones diplomáticas con todos los países africanos, excepto con Eswetini (ex Suazilandia), cuyo gobierno mantiene vinculaciones con Taiwán.
En el discurso de apertura, Xi Jinping señaló que debido a los niveles de población actuales de su país y África, juntos representan un tercio de todos los habitantes del planeta. Por lo cual, dijo, todo cambio económico y cultural mundial debe tener como punto central el objetivo de la modernización en África y China.
El reforzamiento de los lazos Sur-Sur fue otro de los aspectos más destacados no solo en las palabras del líder chino, sino también en las del mismo secretario general de la ONU, Guterres.Xi prometió más inversiones en sectores como la industria y la construcción y la apertura para la importación de más productos africanos sin impuestos.
Pueden destacarse seis aspectos a encarar para el futuro:
1) avance en una modernización justa y equitativa, no como una imposición foránea, sino con un intercambio de experiencias de gobernanza con los países africanos, respetando las características nacionales;
2) una modernización abierta y de beneficio mutuo;
3) conseguir un aumento de la cooperación en industria, agricultura, infraestructura, comercio, inversiones y en proyectos de la Franja y la Ruta de alta calidad;
4) promoción de la diversidad y la inclusión, de acuerdo con la Iniciativa de Civilización Global expuesta por Xi en 2023;
5) todas las acciones deben ser amigables con la ecología; y
6) reafirmar todas las políticas que aseguren la paz y la seguridad.
Como parte de su responsabilidad en esos objetivos, China se comprometió con préstamos, ayudas e inversiones por 51 mil millones de dólares en el término de tres años.
Algo de historia
La relación entre los países africanos y China tomó nuevos bríos en el siglo XXI con la creación de los Foros entre ambas partes. Pero hay que nombrar que la relación es anterior y, en muchos casos, comienza con el fin de la colonización.
Un hito a señalar en el plano global es que los votos de los países africanos fueron importantes para la admisión de la República Popular China en la Asamblea General y en el Consejo de Seguridad en 1971, cuando se desplazó a los representantes de Taiwán.
Terminada la Guerra Fría, esta vinculación con China —para entonces un actor importante a nivel internacional— permitió a los países africanos rediscutir su relación con los antiguos colonizadores, un terreno en el cual ganaron autonomía y, sobre todo, un mayor margen de maniobra. Fue entonces que las cancillerías europeas y muchos académicos y periodistas comenzaron a percibir un sacudón en el statu quo por este accionar tan activo de China en el continente. Esto se puede comprobar en las sucesivas cumbres UE-África (sobre todo las que se sucedieron desde 2007) y también en la construcción de un nuevo vínculo con Estados Unidos con la nueva política de comercio e inversiones conocida como AGOA (African Growth and Opportunity Act), en 2000.
En el anterior FOCAC, realizado en Senegal en 2021, se adoptó el Plan de Acción de Dakar, un amplio plan de promoción de comercio. China se comprometió a importar bienes africanos por un monto de 300 mil millones de dólares entre 2022 y 2024. Además, ofreció 10 mil millones para mejorar la calidad de los productos y otros 10 mil millones en créditos para pequeñas y medianas empresas para ese fin.
Así, China se convirtió tanto en el principal socio comercial africano, como en el principal acreedor. Pero mientras China ha desarrollado una estrategia para todo el continente, África no ha conciliado una política común hacia China: los acuerdos comerciales y de inversiones son bilaterales.
Hacia el futuro
En el documento final de la reciente cumbre en Beijing se subrayó la importancia de las acciones de cooperación hacia la modernización, como punta de lanza para la modernización del Sur Global. Se insistió en la cuestión de la transición a la energía renovable. De tal modo, los proyectos de implantación de nuevas fábricas deberán respetar este principio, lo que parece estar dirigido a la fabricación de autos eléctricos en el continente.
Desde el punto de vista político, China apoyó el reclamo de África de tener asientos permanentes en el Consejo de Seguridad de la ONU, aunque no se expidió por la posibilidad de estos representantes tuvieran la posibilidad de veto. Por la historia de colonización europea sufrida por África, la política china de no interferencia en asuntos internos de otros estados, así como los principios de respeto de la diversidad cultural e idiosincrática de cada sociedad, es muy apreciada por los gobernantes africanos y es un pilar central para sostener la buena relación.
Ambas partes se comprometieron a sostener el principio de “soluciones africanas para problemas africanos”. Aun así, en el documento también se mencionó que los países africanos desean asistencia china para lidiar con los problemas causados a nivel socioeconómico de la región occidental por los ataques terroristas en el Sahel. No se especificó nada en concreto de los alcances y las características de esta colaboración, algo novedoso en la relación, pero que se puede leer como una muestra del interés chino en el desarrollo económico de esa zona del continente. Hay un antecedente, aunque con características particulares porque se trata de la defensa marítima de la piratería en el Mar Rojo y el Cuerno de África: es el establecimiento de una base de apoyo del Ejército Popular de Liberación en Yibuti en 2017, la única que las fuerzas armadas chinas tienen en el exterior.
Un problema para el futuro próximo lo representa el peso de la deuda externa. Del total de la deuda pública y privada de los países africanos, China ya representa en torno a 12 por ciento. Hay dudas de si está situación, que no está en camino de solución, condicionará la relación entre ambas partes, más allá de todas las declaraciones de amistad y cooperación.