Lula: el nombre para pensar la política de Brasil en África

El líder brasileño se juega en acciones enmarcadas en lo multilateral y en una agenda Sur-Sur.

El tercer gobierno de Lula, iniciado en enero de 2023, renovó los bríos de la relación de Brasil con África. Como lo expresó en varias oportunidades, “Brasil ha vuelto” porque África tiene un lugar preferencial en su política exterior. Vinculación que no es nueva, pero que pasó por varios periodos distinguibles entre sí.

En tiempos recientes, se remonta algunas décadas atrás a los tiempos de las descolonizaciones africanas: no hay que olvidar, por ejemplo, que Brasil fue el primer país en reconocer la independencia de Angola en noviembre de 1975. Posteriormente, en el contexto de la Post Guerra Fría, de la consolidación de las democracias en América Latina y del reordenamiento de África como consecuencia del fin del apartheid en Sudáfrica, Fernando Henrique Cardoso propició acercamientos con el continente en sus dos gobiernos (1995-2002). Pero el gran impulso llegó de la mano de Luiz Inácio Lula da Silva a partir de 2003.

Diplomacia cultural

Hay que señalar distintas aristas. Por un lado, la apelación cultural. Con 55% de su población que se considera afrodescendiente, ya sea negra o parda, de acuerdo a la denominación local, Brasil es el país con más población de origen africano fuera de África en el mundo. Esta cercanía demográfica, resultado de un pasado trágico de millones de personas esclavizadas, fue un argumento utilizado a la hora de buscar afinidades culturales para promover el acercamiento. La sanción de la Ley 10639/03, que estableció la enseñanza obligatoria en todos los niveles educativos de la historia y la cultura africana y afrobrasileña, fue una respuesta a demandas internas de los movimientos sociales que sirvió como una buena carta de presentación y de buenas intenciones ante los países africanos.

Siempre en el plano de la diplomacia cultural, por la Ley 12289 de 2010 se creó la Universidad de Integración Internacional de Lusofonía Afro-Brasileña (UNILAB), institución pública coordinada y sostenida por el Ministerio de Educación Nacional. Está ubicada en Redenção, estado de Ceará, y es la primera ciudad que decidió la abolición de la esclavitud en su jurisdicción en 1883 cinco años antes de que la Ley Áurea lo estableciera para todo el país. Sus estudiantes se dividen en mitades entre originarios de Brasil y de los llamados Países Africanos de Lengua Oficial Portuguesa (PALOP). Estos reciben becas de estudios y de manutención y están obligados a volver a sus respectivos países al terminar sus estudios. Con una oferta amplia en grado y posgrado, este proyecto de cooperación Sur-Sur tiene por objetivo tanto formar recursos humanos para contribuir a un mejor relacionamiento entre Brasil y África, como para favorecer la creación de cuadros técnicos para los estados africanos.

También en 2010, se creó la TV Brasil Internacional, una señal de televisión al exterior en portugués con el foco puesto en África. En un principio alcanzó a 49 de los 54 países africanos. Durante el gobierno de Michel Temer fue debilitada. Lula anunció su relanzamiento en este, su actual y tercer gobierno. Por su parte, la Universidad Abierta de Brasil (UAB) es una asociación de universidades brasileñas que, en conjunto con la Universidad Pedagógica y la Universidad Eduardo Mondlane, ambas radicadas en Maputo, Mozambique), comenzó a ofrecer cursos y diplomas para formar maestros y funcionarios de la administración pública. Se lanzó en Maputo, con la presencia de Lula, en 2010.

África y Brasil en el multilateralismo

Pero no fueron solo medidas y acciones en África a la distancia. Desde su primera visita oficial al continente poco tiempo después de asumir la primera magistratura, Lula llevó adelante una política personal en el continente africano y realizó más de una decena de viajes oficiales a más de 20 países durante sus dos gobiernos. Este compromiso personal se puede ver también en sucesivos viajes en los años posteriores, cuando su salud y la justicia se lo permitieron.

Hay que entender que la política de Brasil hacia África está enmarcada en el fomento del multilateralismo y de una agenda Sur-Sur. Lula participó activamente en distintas cumbres multilaterales, desde las bianuales de la comunidad de los países PALOP hasta reuniones plenarias de la Unión Africana. No se debe olvidar además la promoción de nuevas iniciativas que engloban al continente. Una de ellas fue la creación del foro IBSA (India-Brasil-Sudáfrica) en 2003, que reúne a tres países que se definen por ser “democráticos, multiétnicos y pluriculturales”. Y por supuesto la vinculación alcanzada desde la incorporación de Sudáfrica a los BRICS. Desde el punto de vista bilateral, en la gestión Lula casi se duplicaron las representaciones diplomáticas permanentes en el continente: pasaron de 16 a 31. Continúa siendo el país latinoamericano con más embajadas en África, aun cuando varias de ellas fueron cerradas o bajaron su dotación de personal en el gobierno de Jair Bolsonaro, que por cierto despreciaba este relacionamiento.

Las relaciones económicas

La diplomacia cultural y la económica de Brasil con África fueron de la mano. Desde el comienzo del tercer gobierno de Lula, se intenta recuperar el lugar perdido. Mientras sus socios en los BRICS (fundamentalmente China e India) mantuvieron un flujo y un interés permanente en el continente, el comercio exterior de Brasil con África disminuyó desde 28 mil millones de dólares en 2013 de alrededor de 21 mil en 2023 (aún no hay datos definitivos del año en curso). La participación en su comercio exterior es bajísima: 3,5%. Hay que tener en cuenta, además, que las exportaciones brasileñas son fundamentalmente de alimentos y productos primarios, con el retroceso significativo de productos manufacturados, como maquinarias o automóviles.

África no escapó a la investigación del Lava Jato brasileño. Odebrecht (empresa constructora actualmente conocida como OEC) tuvo una gran expansión en África, que empezó cuarenta años atrás. Con base en Luanda, capital de Angola, las obras llevadas adelante estuvieron relacionadas con la energía eléctrica, como la represa de Cambambe, con el petróleo (Angola es el principal productor del continente), con la explotación de diamantes y con la construcción. Odebrecht está acusada por la justicia de Estados Unidos por el pago de sobornos a altos funcionarios de Angola por un total de 50 millones de dólares y a otros de Mozambique por 900 mil.

Petrobras ha reiniciado sus acciones en África. Está asociado con Shell con una participación de entre 25 y 40% en la compra de tres bloques exploratorios en São Tomé y Príncipe, frente a Gabón, en 2023. Este es un regreso de Petrobras a África, después de su salida en 2020 con la venta de las últimas participaciones en un emprendimiento en Nigeria. Después de 2015, cuando Petrobras se convirtió en objeto de investigación en la operación Lava Jato y BNDES fue foco de una comisión investigadora parlamentaria, se habían congelado las nuevas inversiones y transacciones de financiamiento y, como resultado, las actividades brasileñas en el exterior se redujeron considerablemente.

La compañía Vale, dedicada a las actividades mineras, logísticas y petróleo, tuvo una expansión significativa en África a comienzos del siglo XX. Con el principal emprendimiento con la minería de carbón de Moatize en Mozambique, en la provincia de Tete, Vale se expandió en otros ocho países del continente. Tras los desastres ambientales y humanos ocasionados en dos de sus operaciones en Brasil (en Mariana, en 2015 y en Brumadinho en 2019) la empresa comenzó un proceso de transformación y reestructuración. Esto llevó a un retiro progresivo de sus actividades en África, donde había sido objeto de reclamos y de movimientos de resistencia por parte de las poblaciones locales. Debido a estas situaciones, en 2022 vendió Moatize a la india Vulcan y se retiró por completo del continente.

Los agronegocios también están presentes en la mesa de las negociaciones comerciales. Con los problemas antes mencionados de las empresas más tradicionales, éste será uno de los aspectos más importantes a desarrollar en los próximos años.

El regreso a África

El acercamiento a África le da a Brasil una gran dimensión internacional. Durante los dos primeros gobiernos de Lula, las relaciones del país con África alcanzaron un grado de intensidad no conocido antes. Las opiniones están divididas. Para algunos, fue parte de una dimensión solidaria (por parte de la cuestión de la lucha contra el hambre) e histórica de reparación con el continente. Desde la derecha, hubo quienes hablaron de una pérdida de esfuerzos. Otros consideraron que era una diplomacia de negocios.

Con Lula en el Planalto, Brasil se propone regresar a África. No solo dándole densidad a la asociación estratégica con dos de sus principales países, Angola y Sudáfrica, sino también buscando nuevos socios. El viaje de Lula a Egipto (nuevo socio de BRICS) y a la reunión de la Unión Africana a comienzos de 2024, la invitación a esta institución que reúne al conjunto de los países africanos al reciente encuentro del G20 en Río de Janeiro y el relanzamiento del Foro Brasil-África son pruebas tangibles de esta intención.

La esperanza es que esta política se inscriba en un reforzamiento de la cooperación Sur-Sur, de la posición del Sur Global en la escena internacional y en la búsqueda de un desarrollo económico, social y cultural más equitativo, que beneficie a todos sus participantes y no solo a las empresas involucradas.

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