Continente pujante, diverso y el de mayor proyección demográfica.
Por Gabriel Wainstein y Daniel Symcha (*)
África ocupa escaso espacio en las agendas informativas de los medios de Argentina y el llamado Mundo Occidental. Sin embargo, es un continente donde se desarrolla una gran diversidad de dinámicas políticas y está destinado a tener un lugar de gran importancia en el mundo multipolar, no sólo por sus recursos naturales y sus zonas geoestratégicas, sino también porque es la región de mayor crecimiento poblacional en el planeta.
Marisa Pineau, egresada de la Carrera de Historia de la Universidad de Buenos Aires y Maestra en Estudios de África por El Colegio de México, colabora habitualmente en Tektónikos en los temas de su especialidad. Es también profesora titular consulta y directora de la Maestría en Historias y Culturas de Asia y África de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA e investigadora del Instituto de las Culturas (UBA /Conicet).
— Hay una multitud de temas sobre los que tenemos poca información: los procesos descolonizadores, los países del Cuerno de África y su relación con las vías de navegación del comercio internacional, el rol de la Unión Africana, los vínculos con Rusia y China, los conflictos armados…
— África es un continente muy grande. A veces hablamos de África como si fuera un todo, algo que se puede englobar. Se pueden observar características generales, pero es necesario parcializar o regionalizar para comprender los procesos históricos y los del presente.
— Si te parece bien, podemos comenzar con lo que sucede en Burkina Faso, donde Ibrahim Traoré lidera un proceso de nacionalización de los recursos naturales.
— En la zona del África Occidental, desde hace unos cinco años, se produjeron movimientos anticoloniales en varios países. En Burkina Faso, en Mali, en Níger y en Chad, países que tuvieron colonización francesa. Hay que tener en cuenta que el África Occidental es un territorio en el cual hubo varias potencias coloniales. Además de Francia estuvieron Gran Bretaña y Portugal. Entonces, en esa región, hay bastantes diferencias. Estos movimientos, que surgieron de golpes de Estado, se han dado en países que fueron colonias francesas y estos gobiernos tienen una posición anticolonialista y antiimperialista muy marcada, que es fundamentalmente antifrancesa.
Me parece que hay algo para pensar en el tipo de relación que estableció Francia con sus excolonias. En los últimos veinte o treinta años, cuando empezaron a aparecer los movimientos islamistas en la región del Sahel y del Sahara, Francia llevó adelante una intervención directa con tropas. Esto generó un caldo de cultivo donde se hicieron muy fuertes los posicionamientos anticoloniales y antiimperialistas. El anticolonialismo es una retórica extendida en todo el continente que se fortalece en algunos momentos históricos.
— Allí nació el ECOWAS.
— Sí, en África Occidental, a comienzos de este siglo, se consolidó una organización regional muy importante, la ECOWAS (Economic Community of West African States, Comunidad Económica de los Estados de África Occidental), conformada por países con distintas culturas y también con distintas historias en tanto colonias británicas, francesas o portuguesas. La ECOWAS era una organización que en principio fue económica, pero que rápidamente empezó a tener una connotación política y militar. Si bien no tenía un ejército, la ECOWAS intervino en varios países. En esta región, el país más determinante por poderío, por población y por economía es Nigeria. Con más de 200 millones de habitantes, es el más poblado de África. Su economía es muy poderosa y se convirtió en estos últimos años en una de las primeras del continente. Su ejército es el más importante de toda la región. Entonces, en muchos casos, las intervenciones militares fueron lideradas por Nigeria. Por otra parte, la retórica del panafricanismo es muy potente, pero la unidad africana tiene límites. Uno de ellos es que los habitantes de cada nación tienen que gestionar visas al atravesar las fronteras para visitar a sus familias, trabajar o comerciar con los países vecinos. El ECOWAS había eliminado los visados para pasar de un país a otro de los que conforman la comunidad. Cuando comenzaron estos gobiernos, en Burkina Faso, o en Níger, por ejemplo, una de las primeras medidas que tomaron fue retirarse del ECOWAS, ya que consideraban que era una organización controlada desde el exterior que sostenía posiciones colonialistas y neoliberales. Al retirarse, crearon una nueva organización, la Asociación de Estados del Sahel, que intenta llevar adelante una política nacionalista. Entonces, en esta región se produce un desmembramiento. Hay más trabas para cruzar las fronteras, lo que dificulta el comercio. Uno de los problemas del continente es que el comercio intraafricano es muy bajo. Por otra parte, hay una apuesta fuerte para nacionalizar recursos naturales. En Níger se toman medidas en este sentido respecto al uranio. Entonces, hay una posición diferente que habrá que ver cómo sigue en el futuro.
— Nos preguntamos cuánto influye en esto el ejemplo histórico de Sankara.
— El gobierno de Thomas Sankara en Burkina Faso es un antecedente fuerte. Tuvo una posición política anticolonial, antiimperialista y en contra de los organismos financieros internacionales. Hay un discurso muy recordado de Sankara contra el FMI. Para quienes no lo sepan, Sankara gobernó entre 1983 y 1987, hasta que fue asesinado, siendo muy joven, por uno de sus compañeros de lucha. A partir de ese crimen, el país tomó un camino totalmente diferente. Ibrahim Traoré retoma ahora la tradición de Sankara, aunque el mundo actual es bastante diferente al de la década de 1980. Veremos a futuro cómo eso se engloba en el contexto internacional, pero Traoré es un personaje interesante como para seguirlo.
— Nos viene a la cabeza otro africano que peleó también por la descolonización, Patrice Lumumba…
— Sí, aunque Lumumba no era militar. A Lumumba lo ubicamos entre los últimos años de la década de 1950 hasta 1961, cuando fue asesinado y desaparecido. En esa época, en los distintos centros de poder había un clima proclive a las independencias africanas. El mundo capitalista y el socialista apoyaban a los movimientos independentistas, al igual que el otro gran espacio, el Tercer Mundo. En ese momento, quienes llevaron adelante estas independencias eran civiles. Lumumba, en la República Democrática del Congo, lo que anteriormente había sido el Congo Belga, tenía un pensamiento nacionalista. Lamentablemente, su vida fue muy corta, fue segada. Tomó decisiones importantes en su país, pero dejó pocos escritos. No podemos decir que hay un pensamiento económico de Lumumba, pero hay que decir que Lumumba tenía una posición claramente anticolonialista. Uno de los hitos de la historia africana del siglo XX se produjo el día de la independencia del Congo, el 30 de junio de 1960, en presencia del rey Balduino de Bélgica. Es casi el único caso en el cual un mandatario europeo estuvo presente en el territorio africano en el momento de la independencia. Frente al rey, Lumumba dio un discurso que todavía se recuerda, que todavía se estudia, donde le dijo: “Estamos muy contentos de celebrar hoy la independencia, pero no nos olvidamos de todas las cosas que pasaron en el colonialismo, de todo lo que sufrimos”. Es un discurso muy potente porque un colonizado le reclama en la cara al colonizador todo lo que pasó. Los invito a que lo vean, está en Internet, se puede ver la cara de zozobra, no solo del rey sino de muchas de las personas que estaban en la sala.
— ¿Qué pasó con las naciones que se independizaron entre los ’70 y los ’80, como Angola o Mozambique?
— Esa fue la segunda etapa de las independencias. Se produjeron en África Meridional y no fueron acordadas entre los grupos locales y el país colonizador. En el caso de las colonias francesas, británicas y belgas la independencia se alcanzó por reclamos pacíficos y negociaciones Angola y Mozambique estaban colonizados por Portugal que, en esa época estaba bajo el régimen dictatorial de Salazar y no aceptaba negociar. Eso hizo que los grupos nacionalistas de Angola y de Mozambique optaran por la vía armada, algo que se estaba extendiendo en la década del 60, no sólo en África, sino en varias regiones del Tercer Mundo. Hubo una vía insurreccional para conquistar las independencias que generó otras maneras para pensar el orden poscolonial. Esos grupos independentistas se relacionaban con la URSS y con Cuba, y no eran solamente nacionalistas, sino que adherían al marxismo. Esas independencias se concretaron en 1975 en Mozambique, en Angola y en Guinea Bissau y esos gobiernos buscaron una vía socialista de desarrollo durante algunos años.
En Mozambique, las distintas organizaciones nacionalistas se unieron en un frente común durante la lucha de independencia que se llamó, y se llama todavía hoy convertido en partido político, Frente de Liberación de Mozambique. En Angola, la situación fue bastante más complicada porque no hubo un movimiento de liberación único. Había dos organizaciones políticas, el Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), que tomó el poder en noviembre de 1975 y se reconocía como socialista, y otro movimiento, también anticolonial, pero prooccidental, la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA). La guerra anticolonial en Angola empezó en 1961 y duró hasta 1974, pero, a partir de ese año, antes de que se lograra la independencia, comenzó una guerra civil que duró hasta 1991. El MPLA fue fundamentalmente apoyada por Cuba, que participó con tropas, pero también con personal médico y con maestros. La UNITA tuvo el apoyo directo de la Sudáfrica del apartheid. En 1988 ambas partes firmaron un acuerdo y en 1992 se llevaron a cabo elecciones, las cuales fueron ganadas por el MPLA. La UNITA no las reconoció, por lo que empezó una nueva guerra civil. La historia angoleña es bastante triste para el pueblo. Son generaciones y generaciones que vivieron en guerra. Afortunadamente, ahora hace más de 20 años que la guerra ha terminado, pero evidentemente las guerras sucesivas dejaron muchas secuelas.
— ¿En el Cuerno de África hay también una serie de conflictos?
— Sí, en Etiopía hay conflictos regionales, pero también es uno de los países africanos que más está creciendo. Es el segundo país del continente en población, después de Nigeria. Está recibiendo inversiones chinas, de Arabia Saudita y de los Emiratos Árabes Unidos. Si bien hay algunas regiones que son inestables está creciendo mucho con una economía muy poderosa. O sea que esa situación de inestabilidad no provoca situaciones tan tremendas en el crecimiento y en la consolidación del país. Etiopía se está convirtiendo en uno de los países más importantes del continente. Está incorporado a los BRICS y eso también nos dice algo.
— ¿Hay influencias de Rusia y de China que apunten hacia la construcción del Sur global?
— Sí, hay una influencia importante. En el caso de Rusia, es en los países del África occidental. En el de China, se trata de Etiopía, en África Oriental, mientras que en Angola participa con proyectos interesantes de infraestructura, con la realización de carreteras, de rutas, de puertos. Varios de estos países están incorporados en la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Hay grandes inversiones chinas que tienen que ver con la construcción de puertos y con la modernización de infraestructuras que necesitaban una renovación.
— ¿Y en cuanto al crecimiento poblacional?
— Mientras la ONU ha bajado las expectativas de crecimiento de la población para el 2050 y para el 2100 en los demás continentes, incluidas China e India, el único lugar donde hay un crecimiento poblacional sostenido es en África. En el 2050, una de cada cuatro personas del mundo va a ser africana. Además, tiene la población más joven del mundo. Por otra parte, hay que decir que hay un proceso de urbanización muy fuerte. Nosotros tenemos la imagen de una población fundamentalmente rural, pero esto empieza a no ser así. Para el 2030, la mitad de la población africana va a estar viviendo en ciudades. Además, según los organismos internacionales, entre ellos la UNECA (United Nations Economic Commission for Africa), que es el equivalente a lo que es la CEPAL en América Latina, actualmente un tercio de la población africana es de clase media. Son datos que nos muestran una África distinta a la que tenemos en la cabeza.


Gabriel Wainstein y Daniel Symcha son periodistas de Radio UNAJ – Universidad Nacional Arturo Jauretche, en Florencio Varela, provincia de Buenos Aires, donde conducen el ciclo “Hilando Fino”. Asimismo, Wainstein es guionista de cine y televisión y Symcha, maestrando en Estrategia y Geopolítica (Escuela Superior de Guerra – UNDEF) y en Inteligencia Estratégica Nacional (UNLP).