El expresidente denuncia qué pasó en las elecciones y reclama más presión internacional.
“Estos son tiempos duros, tiempos de doble moral, tiempos de polarización, tiempos de destrucción de la verdad y, bueno, hay que seguir luchando. También estoy muy indignado por lo que pasó de Ecuador el 13 de abril pasado”, dice Rafael Correa, expresidente de ese país, al referirse al estado de la democracia en América Latina y en el mundo, y sobre todo al balotaje presidencial que dio ganador al actual mandatario Daniel Noboa, en un proceso viciado de irregularidades y de fraude según el correísmo. “Un fraude monumental”, dice el ex mandatario.
Correa dialogó en la radio argentina AM530 (“Somos Radio”) en el programa “Diálogo Internacional”, que conduce Atilio Borón y del que participa la también columnista de Tektónikos Telma Luzzani. La entrevista fue gestionada en forma conjunta por nuestro portal y la emisora fundada por la Asociación Madres de Plaza de Mayo.
Pero Correa habla también de la región, de la posibilidad de que Estados Unidos vuelva a tener una base militar en Ecuador y de las razones de la persecución que sufre: persiguen, dijo, al “proyecto progresista en Ecuador que fue ejemplo para el mundo, pero que es un verdadero peligro porque desafía todo el fundamentalismo ideológico y todas las orientaciones” del modelo de dominación en la región, donde los medios hegemónicos, sostiene, juegan un papel clave al “legislar, condenar, gobernar con sus titulares”. Los acusa de ser parte sustantiva de una “dictadura perfecta”, el nombre de una película mexicana de 2014 que, de paso, recomienda.
Respecto de las recientes elecciones en su país, detalla las numerosas opiniones especializadas que se expresaron cuestionando los resultados de los comicios del 13 de abril. “Todas las encuestas preelectorales, inclusive las del gobierno, nos daban como ganadores”, explicó. “Han rechazado todos nuestros reclamos, pero si estamos equivocados, que abran las urnas y lo demuestren”, aunque considera que “no realizarán el recuento que pedimos porque saben que hicieron fraude”. En primera vuelta tanto Noboa como Luisa González habían obtenido casi el mismo resultado, en torno a 44% cada uno. Pero en la segunda, extrañamente, la candidata correísta quedó casi con los mismos votos y el presidente reelecto, con casi 56%.
Esta es parte de la entrevista con Correa (presidente del Ecuador entre 2007 y 2017), quien actualmente vive exiliado con su familia en Bélgica.
—Quisiéramos tener su opinión sobre qué ocurrió en Ecuador, no solo la estafa electoral, sino la impunidad con que se manejó luego el Gobierno.
—Argentina, Latinoamérica, escuchen; ha sido un fraude monumental. Tenemos algo de experiencia en esto. En las dos elecciones anteriores, 2021 y 2023, perdimos y nos engañaron, pero nos engañaron inteligentemente con dos tres puntos de ventaja, y enseguida reconocimos la derrota, nuestras actas coincidían con las del Colegio Electoral. Pero ahora es otra cosa, es fraude. Hablan de una diferencia de más de 11 puntos y de más de 1 millón de votos y eso es estadísticamente imposible. Incluso se han manifestado así varios matemáticos, algunos a quienes ni conozco, de asociaciones de estadísticas, que señalan que no hay probabilidad de que haya ocurrido eso. Uno de ellos, y es anti correísta, llegó a decir “es más probable que un burro vuele”. Hay muchos más que marcaron sus sospechas, uno es el profesor Francisco Rodríguez, venezolano, opositor al Gobierno de Nicolás Maduro, experto electoral de la Universidad de Denver, Estados Unidos. Él tomó en cuenta qué pudo haber pasado con todos los votos de quienes participaron en la primera vuelta y no pasaron al balotaje, y el resultado de abril le resultó altamente anómalo. Por ejemplo, el que salió tercero, el partido Pachakuti, que había obtenido 550 mil votos, dijo que nos apoyaría en la segunda vuelta. Todos sabemos que los votos no son endosables, pero alguito debemos haber obtenido y resulta que no tenemos nada de eso. Además, todas las encuestas, incluso las de consultoras con un sesgo negativo hacia nosotros, nos daban ganador frente al oficialismo. Yo creo, en base a encuestas que hicimos, que no solo ganamos, sino que los barrimos. Y si estamos locos, si estamos equivocados, que abran las urnas. Yo mismo, siendo presidente, decidí ordenar abrir las urnas en una elección cuando hubo denuncias de fraude, y esa vez al final ganamos incluso por más diferencia.
—Hubo algunos detalles del conteo que llamaron la atención, como la pérdida de votos de Luisa González en algunas mesas.
—En efecto. En Ecuador hay unas 42.000 mesas electorales, y en casi 16.000, el 40%, Luisa retrocedió respecto de la primera vuelta según el conteo oficial; eso no existe. Por ejemplo, en una mesa ella obtuvo 150 votos la primera vez y en el balotaje, dicen que sacó 50 votos. Fue un crimen perfecto. Pero el error que cometieron es que se les fue la mano y el resultado no es creíble, es imposible técnicamente.
—Pero, ¿entonces qué pasa con las denuncias que hicieron? ¿Por qué no son atendidas, si no en Ecuador, a nivel internacional? ¿Qué les queda por recurrir?
—Argentina, Latinoamérica y el mundo deben saber que en mi país hay una dictadura. Por ejemplo, la misma misión observadora de la Unión Europea dice que hubo cosas más graves que lo de Venezuela, pero la conclusión es que la elección fue limpia, o sea, es una doble moral impresionante. Nosotros en Ecuador hicimos todas las denuncias ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) y ahora solo nos falta el recurso ante el Tribunal Contencioso Electoral, que resuelve en última instancia los reclamos. Noboa nunca pidió licencia para ser candidato, pese a que la ley lo obliga textual, taxativamente. Por último, él mismo se otorgó la licencia, mandaba cartas diciendo “hoy me voy a tomar el día para hacer campaña”, cuando la Constitución dice que la licencia debe salir de la Asamblea si él pedía permiso para hacer campaña. A la vicepresidenta le quitó los derechos políticos, la persiguió y la reemplazó nombrando a su secretaria de despacho como vicepresidenta encargada para que asuma, o sea, todo fue muy descarado, y es parte de lo que hemos denunciado. Si la décima parte de lo que ocurrió en Ecuador hubiera pasado en Venezuela, ya hubieran desconocido las elecciones. Y siguiendo con tu pregunta, veamos el caso de la OEA (Organización de Estados Americanos), ¿qué dice el presidente de su misión observador, Heraldo Muñoz? No hay pruebas de fraude, pero sí hay síntomas de fraude. Pues me explico. Si usted tiene fiebre es un síntoma, entonces la hipótesis más plausible es que tiene una infección, puede ser que se acercó mucho a un radiador o le dio mucho el sol. No puede ser un tumor. Puede haber fiebre por causa no infecciosa, pero hay una hipótesis muy plausible de que esa fiebre es fruto de la infección. Y para demostrarlo, tenemos que tomar un examen de sangre. No, no tomen examen de sangre. Puede ser casualidad la fiebre. Entonces está el síntoma, está el indicio. Los resultados son imposibles. Y cuando queremos buscar la prueba que nos pide la misión de la OEA, nos cierran todas las puertas.
—Puede haber pasado como el fraude de México en 2006. Esa vez, cuando Felipe Calderón le ganó a Andrés Manuel López Obrador, ahí los matemáticos de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) demostraron que había una ecuación en donde por cada voto de AMLO se contaba 1.10 votos automáticamente a favor de Calderón y por eso ganó este último. Los investigadores vieron que había una secuencia que estaba absolutamente pautada y que no tenía las desviaciones que normalmente tienen los datos A medida que van saliendo, ellos vieron que seguían un patrón, un patrón perfecto. ¿Hubo algo de eso también en Ecuador?
—Hubo muchas irregularidades. Además de las que ya dije, también la de no permitir fotografiar el voto, algo que se podía, que estaba contemplado y se prohibió a último momento. No sé si el centro del fraude fue a nivel informático, no ha sido a nivel de conteo en el propio voto. ¿cómo puede ocurrir esto cambiando votos? Eso requiere una coordinación brutal. Miren lo que dijo la misma OEA en su informe, página 3, al momento del cierre y escrutinio, tanto en la votación en el exterior como en el territorio nacional, la misión observó que se registraron inconvenientes porque —escuchen bien— la tinta utilizada para marcar las papeletas se transfirió entre las opciones políticas al doblarlas debido a la simetría del diseño, eso significa que marcabas a Luisa, se doblaba y se pasaba a otro lado. No existe una observación así en la historia de América Latina. Y creo que en la historia del mundo no existe. Ya averiguamos en la OEA, que lo quiere hacer pasar. Y no fueron unos casos aislados. Vamos a demostrar que esto fue un fraude muy bien planificado con tintas especiales, con bolígrafos especiales y con papel especial para que se pase el voto de Luisa a Noboa. Tanto con la UE como con la OEA nos quedan pendientes reuniones donde presentaremos nuestras denuncias.
—¿Qué opinión tiene sobre cómo reaccionaron los Gobiernos de Latinoamérica?
—En general, creo que los presidentes de Latinoamérica deberían presionar. Esto puede pasar en las próximas elecciones en Colombia, o en elecciones de cualquier país, esto es gravísimo y es técnicamente posible. Nosotros cometimos errores. Quizá no el día de la elección, tuvimos 40 mil veedores. Pero antes de la elección, cuando se hacen las papeletas. El Instituto Geográfico, una institución militar que nadie revisa, se encargó de los kits que hizo una empresa privada llamada Mongar, que incluye los bolígrafos, las boletas, con esa tinta, y ahí nadie controlaba. Entonces, para este fraude no es que se necesitan veinte mil personas, con seis es suficiente.
—Siendo presidente, Ud. ordenó cerrar la base militar de Estados Unidos en Manta, y ahora con Noboa esos acuerdos con el país norteamericano se retoman, incluso también en las islas Galápagos, y hasta aparece una invitación del Gobierno de Noboa a que intervenga en Ecuador el grupo mercenario Blackwater, militarizando más el país. ¿Cuál es su opinión al respecto?
—Están destrozando al país. Eso es lo que nos espera si esta gente sigue con patente de corso para hacer lo que le da la gana. Ahora hablan de una Constituyente, para lo cual debería irse a las urnas, luego deberían elegirse los asambleístas constituyentes, pues ya sacaron la folclórica doctrina de que no es necesario elegir asambleístas constituyentes, sino que pueden ser delegados de las funciones del Estado… Es decir, el poder constituido delega los nombres de los asambleístas para conformar el poder constituyente. Eso es una locura, es inconstitucional, pero las mismas falacias ya utilizaron, por ejemplo, para no pedir licencia y presentarse a candidato a presidente, como comenté. Siempre buscan subterfugios, no razonamientos, sino argumentos falaces para justificar su sinvergüencería. Buscan privatizar hasta las Galápagos con la vuelta de las bases militares y algunas veces, hay que decirlo, con el apoyo de mucha gente, no la mayoría, pero sí a veces sorprende la cantidad de apoyo que tiene un gobierno inepto, peor que el anterior de Guillermo Lasso. Ecuador vive una crisis enorme de inseguridad, con crisis energética y de todo tipo, crisis moral, crisis de servicios públicos, alentando el odio contra Correa por el miedo al progresismo, a pesar de que cuando nos fuimos del Gobierno dejamos el país más seguro de América Latina. ¿Y qué proponen como solución? ¿traer una base militar extranjera? Nosotros erradicamos la base norteamericana en Manta en 2008 y nunca tuvimos un país tan seguro. Vea el caso de Colombia, tiene siete bases militares de EE.UU. y es el principal productor de cocaína del mundo.
—¿Cuán importante es Ecuador como pieza sometida a EE.UU. en el territorio sudamericano?
—Solemos pensar eso desde la izquierda. Pero yo creo, en primer lugar, que EE.UU. no está tan débil como a veces se piensa. Ni tampoco que Ecuador en sí sea tan interesante para ellos. El tema son más bien algunos tipos con alma de vasallos que buscan arrodillarse ahora ante Donald Trump para ver si nos da alguna caridad. En el caso de Ecuador, modestamente puedo decir que nuestro proyecto político fue tremendamente exitoso, y a Estados Unidos lo que le conviene son gobiernos intrascendentes. El nuestro fue revolucionario y tremendamente exitoso gracias a Dios y al pueblo ecuatoriano, y yo soy el presidente más popular que vio la historia del país. Por eso no me dejan regresar, porque saben que si regreso les gano todas las elecciones. Por eso somos un peligro real. Como lo fue Fidel Castro, un peligro para ellos hasta el final de sus días, y a quien siempre lo persiguieron. Nuestro proyecto Revolución Ciudadana, el proyecto progresista en Ecuador, fue ejemplo para el mundo y por eso es un verdadero peligro para el fundamentalismo ideológico.
—Quedémonos en Sudamérica. Hubo diversas reacciones luego de las elecciones, por ejemplo del presidente Lula de Brasil, entre otros. Hubo gente que reclamaba “abrir las actas” en Venezuela y se calló la boca con lo que pasó en Ecuador… ¿cómo fuiste observando todo eso?
—Actualmente no tengo contacto con Lula. Nosotros sabemos que hubo fraude. Y sin embargo, Brasil reconoce enseguida el resultado. Pero como decía Fidel en estos casos, Brasil es el único país gobernador por un edificio, y se llama Itamaraty, la cancillería brasileña, y muy entusiastas reconocieron una elección que ya con los antecedentes que teníamos debió haber sido declarada nula. Otro dato que olvidé comentar es que los candidatos a cualquier elección popular no pueden tener operaciones en paraísos fiscales, y los capitales de toda esta gente está en paraísos fiscales. Ya solo por eso, nunca se debió haber aceptado este resultado electoral.
—Más allá del proceso político ecuatoriano, ¿cómo se está sintiendo con su proscripción, su lejanía de Ecuador?
—Para mí todo es muy triste y muy duro, porque mi proyecto vital es mi patria. Yo me preparé para el desarrollo económico, para contribuir a sacar del subdesarrollo a mi país. Pienso que, para toda América Latina, doscientos años ya son suficientes, fueron doscientos años de independencia de nuestros países y no tenemos un país latinoamericano que haya superado su desarrollo. No existe desarrollo económico al sur del Río Bravo, mientras al Norte de ese río, sí. Y creo que íbamos por ese camino y todo lo destrozaron. A mí me han quitado parte de mi vida. Es muy duro esto.
—Por supuesto el panorama es muy pesimista, oscuro, pero, más allá de cómo avance su denuncia de fraude, ¿qué caminos se pueden seguir para encontrar una salida?
—Déjenme hacer primero una reflexión. Sí, lamentablemente a gran parte de la población algo le han hecho, a sus corazones, a sus mentes, y mucha gente apoya estas barbaridades y aplaude sus propias cadenas; no hay peor esclavitud que la aplaudida por los propios esclavos, que ni siquiera se dan cuenta de lo que está pasando, que no vivimos así de mal por nosotros. Nosotros hace ocho años ya que no gobernamos, pero a esa gente le dicen que es culpa de Correa hasta si caen meteoritos. Mucha de esa gente vota por odio. Algo estoy escribiendo en un libro que espero publicar en algún momento. Si no hubiera tenido tanta persecución, ya lo hubiera terminado, pero se va convirtiendo en una enciclopedia con tantas cosas. Ahí reflexiono sobre las conductas populares, los problemas del desarrollo, y cito ejemplos que reflejan muy bien la psicología, la manera de comportarse del latino. Un genio se le aparece un latino y le dice “mira, te concedo el deseo que quiera, pero a tu enemigo le concedo el doble”. ¿Y saben lo que pide el latino? “Sácame un ojo”. El latino a veces se siente satisfecho cuando al enemigo está peor. Les han llenado el corazón de odio. Y eso que no pueden salir a trabajar porque los matan, no pueden abrir un negocio porque lo extorsionan, la inseguridad cunde por todos lados, no hay empleo, pero todo vale con tal de que no vuelva a gobernar Correa. Hoy Ecuador no tiene estado de derecho. Toda esta gente que gobierna está corrompida. Entonces, respondiendo a tu pregunta, si bien haremos todas las denuncias que formalmente haya que hacer, no tenemos ninguna esperanza. La OEA, la UE, incluso la CELAC (Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe), deben atendernos y ver que fue fraude, si no se puede repetir en todo el mundo. Nuestra única esperanza en todo caso es la presión internacional. A nivel nacional, todo está tomado.
—Lo que describe parece peor que, por ejemplo, México en sus peores momentos autoritarios, como cuando el escritor Vargas Llosa lo definía como “la dictadura perfecta”, y discutió con Octavio Paz, que lo había invitado… Y algo pasa también en un país como Argentina, donde tenemos un presidente que dice soy el topo que se ha metido dentro del estado para destruirlo desde dentro. ¿Se da cuenta? Y todavía conserva popularidad…
—“La dictadura perfecta” también es una extraordinaria película mexicana. La recomiendo, si no la vieron. Y los dictadores son los medios de comunicación. Esa película define muy bien a las mafias mediáticas, y tú no las puedes criticar porque estás atacando la “libertad de prensa”. Hoy los gobiernos no son democráticos, sino que gobiernan los más poderosos, y el poder más sutil es la prensa en estos momentos. Los banqueros, los militares, a todo el mundo les caen mal, pero los medios son más sutiles porque juegan con eso de la libertad de prensa. Nuestras democracias se pueden llamar democracias mediatizadas porque no importa el estado de derecho, sino el estado de opinión, porque no importa lo que propusiste en la campaña, sino lo que aprueban o desaprueben sus titulares. Las mafias mediáticas legislan, condenan, gobiernan desde sus titulares. Esa la cuestión mediática y tendremos que enfrentarla más temprano que tarde si queremos tener verdaderas democracias.